Hoy
suelto mis rimas como mis cabellos,
Que
el viento haga con ellas lo que desee,
Hoy
animo a las palabras acurrucadas en mis labios,
A volar
hasta el infinito,
A confundirse
entre las nubes,
A ser
tan ligeras como mi alma,
Hoy
me siento libre,
Sin
culpa alguna,
Entre
perfumes de orquídea,
Entre
niebla que anuncia el invierno,
Me
dejo ir, sin pesar alguno,
Sabiéndome
amado,
Sabiéndome
tan tuyo como propio,
Seguro
de mi mismo,
Hoy
dejo que mis ideas corran libres en los campos de mi mente,
Que
levanten el polvo de los recuerdos,
Pues
ya nada no duelen en el pecho,
Hoy
son solo estática en mis oídos…
Hoy
oigo mis latidos con tanta claridad como su voz tierna,
Y abrazo
estas horas en que el dolor parece estar meditando su próxima jugada,
Hoy
dejo que mis sonrisas estallen entre mis mejillas,
Y que
llamen a tus labios serenos,
Con
cierto urgencia…
Hoy
todo fue sereno como el cielo de esta ciudad sitiada por la muerte,
Hoy
el día se me escurrió de entre los dedos rasgarlos,
Hoy
sonrío como lo hago de vez en cuando,
Sin
recato,
Así
que mírame,
Sí, mírame y luego
bésame.
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