Pequeño jilguero
perdido en la tormenta,
Pequeño cuajo de
humanidad que queda en el piso,
Con la ropa
rasgada,
Con los sueños
brotando húmedos por los ojos,
Con el cuerpo
dañado rocas machacadas con odio…
Demasiado vacío
para los nueve,
Demasiado usado
para los nueve,
Hurgado como un
pastel al que le han pasado la lengua sin recato,
Como este
firmamento propenso a la tristeza,
Como estos puentes
que invitan a los suicidas,
Pequeña ave que
huye en plena tormenta,
Borracha de culpa,
Ensangrentada como
la tierra después de la guerra,
Buscando una isla
tranquila,
Donde la soledad
lama la tierra,
Como tierra salada,
Donde curar sus
heridas abiertas,
Donde esconder
culpas de otros que ahora hace suyas,
Pequeño jilguero
que vuela en el mar de incertidumbre,
Sobre cuchillos que
flotan sobre las olas,
Apuntando a sus
alas, a su cuello,
Con esa seducción
que resulta difícil de ignorar,
Pues se ve tan
dulce,
Pequeña ave herida
que vuela con los ojos cerrados,
Aleteando hasta
fatigarse,
Y esperando caer
sobre rocas enhiestas,
Y romper lo poco
que ya le queda,
Y darse finalmente
a este destino,
A ese olvido que
grita su nombre,
A beber sin cesar,
Agua de flores de
azahar…
Pequeño jilguero
vuela aun estando asustado,
Sigue aleteando aun
cuando está cansado,
Demasiado vacío
para los nueve,
Demasiado usado
para los nueve,
Esperando
impactarse con las paredes invisibles de la muerte,
Y por fin rodar
como su inocencia acribillada,
Sobre la pintura
desgastada del olvido…
Pequeña ave rota
por dentro,
Esperando el fin de
su viaje,
A beber sin cesar,
Agua de flores de
azahar…
Para calmar su
corazón en añicos,
Para darle paz a su
alma maniatada, amordazada, y mutilada,
Pequeño jilguero
que sigue su camino,
Espero encuentres
las paz que buscas,
Espero encuentres
la paz que necesitas.
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