Pobreza, miseria, dolor, todo tienen tu rostro,
El mismo tono de tu piel,
Tu sonrisa morbosa,
Tu olor a muerte…
Eres el eje central de mi conflicto,
La amargura y desesperación compiten aguerridamente,
Con esa fantasiosa esperanza heredada del ADN mitocondrial materno,
Supongo que pronto dejaré de sonreír,
Cuando la piel sea llaga,
Cuando el cabello se haya ido como mariposas buscando un cerezo donde ovular,
Supongo que dejare de hilar rimas en mi mente,
Como si se tratasen de macramés para sostener flores,
Supongo que finalmente me resignaré a aplaudir tu triunfo,
Seré Jerusalén con palmas y olivos recibiéndote como el salvador,
Pero tú no serás Jesús, no serás el Cristo, no serás el nazareno,
Tú serás el olvido, la ira, la mano izquierda de Dios,
Tú serás mi final…
Uno que ya había sido anunciado, pero creí aun lejano,
Ah! Estúpida alma mía,
Ah! Estúpida esperanza…
La tierra luce húmeda y suave desde aquí,
Quizás vaya a recostarme sobre ella
Para acostumbrarme a esa sensación, después de todo no falta mucho,
Para que me arropen en ella y me pongan flores!