domingo, 3 de mayo de 2020

Ce soir


¿Qué nos une esta noche?
Si no son nuestros pensamientos,
Sino estos sueños apocalípticos,
Y este temor que repta por la piel toda,
Bajo este cielo oscuro que se quiebra y se desmorona,
Y se precipita como mantilla negra sobre la tierra que duerme tranquila,
¿Qué nos une esta noche?
La impaciencia amilanada de nuestras piernas,
Las sabanas arrugadas como la superficie del agua en los océanos,
Barrido por el silbido de los muertos,
Por sus esperanzas susurradas en burbujas,
Para que luego no quede nada,
Sino esa sensación de vacío en la mente,
Esta noche de sequedad en esta noche fría,
¿Qué nos une en esta noche?
Además de tus cabellos entre mis dedos,
Además de tus dedos acariciando mi pecho,
Avanza el tiempo,
Avanza la vida,
En esta noche,
En esta cama que se ha rendido junto a nuestros amores,
Donde las almohadas han colisionado como cometas,
Y las caderas han caído sobre el colchón como bombas a un país enemigo,
Una y otra vez, y otra vez más…
¿Qué nos une en esta noche?
Sino el encierro autoimpuesto,
Esta necesidad de huir de los mundos,
Juntos…
De alimentar la urgencia de nuestras pieles con caricias,
De atizar el fuego de nuestras entrañas con gemidos,
¿Qué nos une en esta noche?
¿La pasión que se desborda y supura por los poros?
¿El deseo que adormece los pensamientos y asesina las culpas?
¿El amor que aun después de casi dos décadas decimos tenernos?
¿La mera necesidad de contacto con la realidad transcrita en tacto?
¿Qué nos une esta noche?
Quizás el destino,
Quizás solo la costumbre,
Quizás la obstinación de una promesa,
Quizás todo, quizás nada,
Naveguemos en nuestros sueños,
Quizás si allí nos encontramos,
Por fin lo entendamos…
Qu'est-ce qui nous rapproche ce soir?
Ce soir!!!

Sonriendo

En estos destellos que se niegan a abandonar el mundo,
Me hundo,
Me rindo,
No doy más,
El cuerpo está cansado,
La vista está segada por la claridad del firmamento,
El invierno me parece tan lejano,
Inalcanzable como la cordura,
Inalcanzable como la felicidad plena,
La paz del mundo,
La saciedad del hombre,
La justicia en cada acto…
Parece tan lejano el invierno,
Pero yo no lo olvido,
Por más que mis rimas empiecen a florecer por este cariño,
Por estas manos tibias que me acarician la espalda,
Por estos labios gentiles que me besan el cuello y el pecho,
Por esas piernas sigilosas que se enredan en las mías,
Y esa voz potente que pronuncia mi nombre y un te amo,
Tejidos con la misma madeja,
Atravesando mis oídos sordos,
Atravesando el hueco de mi alma,
El vacío en este corazón que no se haya en esta soleada tarde…
En esta tarde en que sus mirada me confiscan el aliente,
En que su ser se hunde en mi océano,
Yo sigo sintiéndome hijo del invierno,
Uno que me dejado mirando la ventana con angustia,
Aguantando las sonrisas que quieren florecer en mis labios rotos…
Este verano obstinado,
Me ha hecho perder la noción del tiempo,
Ahora huelo a lirio,
A honor y bien y es tan extraño,
Pica en la piel y arde en los músculos rígidos…
¿Qué me has hecho?
¿Es acaso así como se siente ser querido?
Con esa serenidad que florece como en primavera perpetua…
En una en que a veces solo recuerdo mi nombre cuando los pronuncias,
Y sonrío…
Maldita sea, estoy sonriendo.

Nunca más


Me hundo entre los vapores de esta noche,
Me abandono como barco sin capitán…a la deriva,
Esperando que la tormenta se detenga,
Y que mi ser todo encalle en el puerto de tus piernas,
En una bahía donde el verano y la primavera rivalizan todo el año,
En donde pueda reverdecer como los pinos,
Pueda sanar como el cielo del ártico,
Me hundo entre las penas que levantan oleajes salvajes en esta noche,
Con los ojos fijos en los tuyos,
Para no ser sorprendido por sus formas maquiavélicas,
En esta noche en que tus caricias caen como lluvia enardecida,
Prometiendo ser capaz de disolver la sal con que se moldeo mi cuerpo,
Las conexiones entre nervios y culpa en mi alma,
Deja que me hunda en este tiempo que se detiene
Cuando te acercas a mi cuerpo,
Deja que me hunda en la sensación de desalojo odios acumulados,
De inseguridades guardadas con recelo,
Confisca mi razón entre tus gemidos,
Hazme prisionero en esta noche que quiero anclar en la memoria,
En este lecho que quiero volver mi residencia permanente,
Deja que me hunda como mis versos de adolescencia,
Que descanse como las cuchillas sobre muñecas que recobran la razón en un instante,
Deja que me hunda en tus gemidos,
Como tú en mis abismos...
Ahogarme en la paz que me dan tus manos,
Y luego flotaré entre estas sábanas,
Como flotan los espíritus entre este y miles de otros mundos,
Como flotan los globos con alma de helio,
Deja que me hunda en esta calidez plena que me envuelve como oruga,
Y prometo ser tuyo,
Soló tuyo…
Nunca más del miedo,
De él, nunca más.

De l'air


Solía enamorarme como la luna, de noche,
Y desencantarme como los hechizos al llegar la mañana,
Solía estar a la deriva sobre sábanas extrañas,
Como fronteras que uno perpetra sin duda alguna,
Dejando los miedos como ropa desordenada sobre el piso pulido,
Solía ser de muchos como es el viento,
Como es el polen que rueda vertiginoso y se mezcla con cualquiera,
Solía tener tantos nombres que hasta olvide el propio,
Y mis sonrisas eran más fingidas que la fe católica,
Solía masticar las fantasías de muchos,
Sorber los sesos de miles, como el mal sobre el alma del mundo,
Enjuagarme los dientes con promesas vacías,
Y escupirlas sin recato alguno,
Como un borracho violento escupiendo insultos,
Solía mirar a todos como presas,
A las cuales se les da un mordisco y luego se deja el resto a podrirse,
A lloriquear su credulidad siempre lánguida,
Solía acariciar tantas pieles como estrellas en el firmamento,
Imprimiendo deseo con la punta la punta de mis dedos,
Con la dulzura artificial de mi lengua,
Con la rudeza de mi pelvis inquebrantable como la muerte que nos llega a todos,
Solía estar vacío por dentro,
Absorber la luz del mundo en mis pensamientos negruzcos,
Traducirlos en rimas que se columpiaban entre reinos de sadismo y mentira,
Solía ser del mundo,
De quién me mirase con suficiente deseo,
Solía ser como un himno que se clama por legiones,
Con entusiasmo tieso y aguerrido en los pantalones,
Solía ser de cualquiera menos de mí mismo,
Como un poema que se hace público
Y luego quien lo escribió lo refunde en el olvide,
Solía ser del mundo,
Pero ahora soy sólo mío…
De mis versos, de mis afectos, de mis culpas que se exculpan a diario,
De mis temores que he encerrado y a los que latigueo de vez en cuando,
Con la esperanza que me dio el conocerte,
Solía ser del mundo,
De l’air,
De l’air,
Pero ahora soy sólo mío…
Y puedo entregarme sin miramientos,
A ti,
Sólo a ti…
Como la magia a quien la anhela,
Como el credo a quien lo profesa con ahínco,
Solía ser del mundo,
De l’air,
Pero ahoya soy tan mío como me permito ser tuyo,
Y así quiero quedarme.

Vuelo


Pequeño jilguero perdido en la tormenta,
Pequeño cuajo de humanidad que queda en el piso,
Con la ropa rasgada,
Con los sueños brotando húmedos por los ojos,
Con el cuerpo dañado rocas machacadas con odio…
Demasiado vacío para los nueve,
Demasiado usado para los nueve,
Hurgado como un pastel al que le han pasado la lengua sin recato,
Como este firmamento propenso a la tristeza,
Como estos puentes que invitan a los suicidas,
Pequeña ave que huye en plena tormenta,
Borracha de culpa,
Ensangrentada como la tierra después de la guerra,
Buscando una isla tranquila,
Donde la soledad lama la tierra,
Como tierra salada,
Donde curar sus heridas abiertas,
Donde esconder culpas de otros que ahora hace suyas,
Pequeño jilguero que vuela en el mar de incertidumbre,
Sobre cuchillos que flotan sobre las olas,
Apuntando a sus alas, a su cuello,
Con esa seducción que resulta difícil de ignorar,
Pues se ve tan dulce,
Pequeña ave herida que vuela con los ojos cerrados,
Aleteando hasta fatigarse,
Y esperando caer sobre rocas enhiestas,
Y romper lo poco que ya le queda,
Y darse finalmente a este destino,
A ese olvido que grita su nombre,
A beber sin cesar,
Agua de flores de azahar…
Pequeño jilguero vuela aun estando asustado,
Sigue aleteando aun cuando está cansado,
Demasiado vacío para los nueve,
Demasiado usado para los nueve,
Esperando impactarse con las paredes invisibles de la muerte,
Y por fin rodar como su inocencia acribillada,
Sobre la pintura desgastada del olvido…
Pequeña ave rota por dentro,
Esperando el fin de su viaje,
A beber sin cesar,
Agua de flores de azahar…
Para calmar su corazón en añicos,
Para darle paz a su alma maniatada, amordazada, y mutilada,
Pequeño jilguero que sigue su camino,
Espero encuentres las paz que buscas,
Espero encuentres la paz que necesitas.

Martin


Martin hey, hey, Martin
                                                                                  (Creo que sigo aquí)
Martin ¿Acaso no me oyes llamarte, Martín?
(Quizás siga aquí)
Martin, sabes que eres el único.
(Sí aún estoy aquí)


Pague los pecados de otro con mi propia alma,
Esculpe sus culpas con mi inocencia,
Ofrendándola sobre su lecho sin conocimiento alguno,
Con ojos suplicantes,
Con labios cerrados con rudeza,
Con manos amarradas con firmeza,
Luego cuando el espíritu yacía quebrado en una cama desordenada,
Y mis pensamientos suplicando piedad en un rincón de mi mente,
Tiritando ensangrentado en sabanas ásperas,
Como la arena, como sus manos…
Ya libre de las amarras de sus deseos,
Recogí mis ropas y seguí con mi llanto silencioso,
Deje que el tiempo me reconstruyese por dentro y por fuera,
Deje que los sueños de un futuro excomulgaran los recuerdos del pasado,
Pero me perdía a mí mismo…
Y cuando note que era frío como el invierno,
Ya era tarde,
Y cuando note que era voraz como el mismo tiempo,
Ya era tarde.

¿Dónde? ¿Dónde diablos estás Martin?
¿Por qué no puedo verlo?
Sólo quiero verlo,
¿Por qué no puedo verlo?
Sólo quiero verlo.
¿Dónde? ¿Dónde diablos estás Martin?

Años pase garabateando sonrisas falsas en mis labios,
Años pase reprimiendo mis manos de tocar a otros,
Dejando que la soledad me lamiese con tanto o más sadismo que mi atacante,
Dejando que la piel se volviese dura como la vida misma,
Escondiéndome en la generosidad de mis rimas,
En la ternura de mis fantasías,
De esos abstracciones meditadas con los ojos abiertos,
Insertadas en mi subconsciente como un virus beneficioso,
Años dedique a sentirme limpio,
Rascando mi piel hasta volverla rojiza como los pétalos de las amapolas,
Respirando profundamente sin dejar de contar para que mi cuerpo se sede,
Como un mar cuando el sol mira con desprecio el mar y este huye despavorido,
Años pase reconstruyéndome como un castillo de arena,
Derrumbándome por el soplido de recuerdos violentos,
Que se escapaban de las prisiones de mis entrañas,
Años pase hundido en una pena que se maquilla
Como un ojo amoratado,
Como la honra de una familia que se negó a creer en mis palabras,
Y en mis ropas ensangrentadas.

¿Dónde? ¿Dónde diablos estás Martin?
¿Por qué no puedo verlo?
Sólo quiero verlo,
¿Por qué no puedo verlo?
Sólo quiero verlo.
¿Dónde? ¿Dónde diablos estás Martin?

Mi espalda se rompió de cargar una culpa ajena,
Mi sonrisa se deformó mutante de tanto fingirla,
Y allí en un suelo frío,
En una cama donde dejé que anidasen mis lágrimas,
Me quedé esperando a quién me oyera,
A quién me abrazará sin juzgarme, solo con ternura,
Que me pidiese disculpas por el mal del mundo,
Y allí me quedé esperando a sanar por completo,
A que esa culpa se hiciese costra y se cayera,
Que mi piel renaciera como todo en primavera,
Mis ojos no resistieron el peso de este diluvio que concentre en mi mente,
Y lo deje fluir, como fluye la vida misma,
Como fluye el tiempo,
Como fluye el perdón cuando uno llega a aceptar que el pasado es inalterable,
Que no hay quién pueda salvarme sino yo mismo…
Desempolve mis rodillas dobladas acalambradas de rezarle a quien no existe,
Levante la cerviz que yacía bajo el yugo de mis lamentos,
Y decidí darme la oportunidad de perdonarme
De perdonar las circunstancias, de perdonar al verdugo,
Me decidí a seguir viviendo.

Martin ¿Acaso no me oyes llamarte, Martín?
                                                                                  (Creo que sigo aquí)
Mi mundo se derrumba. No puedo verte, te necesito ahora mismo.
(Quizás siga aquí)
Martin, no sigas huyendo!
(Sí aún estoy aquí)

No sigas huyendo, no sigas huyendo, no,
No sigas huyendo, no sigas huyendo, no,
¿Dónde está Martin?
Sabes que te necesito ahora mismo,
¿Dónde está Martin?
(Sólo tenía miedo y hui)
(Aquí estoy, nunca me fui)
(Sí, sigo aquí)


Nota: Inspirado en la canción Maria de Christina Aguilera de su Album Liberation, 2018. La habia escuchado miles de veces pero recién hoy me animo a abrir mis recuerdos.

Añoranza


Las bisagras de la puerta crujen como lamentos de vidas pasadas,
Y luego la azoto con furia…
Y mis piernas se congelan en el tiempo,
Mi aliento se pierde en los recovecos de mis pulmones,
La saliva emulsiona hasta atorarse en mi garganta,
Sí, tengo miedo,
Esta sensación de pavor me consume,
Estar confinado lejos de ustedes,
Duele,
Quema,
Lastima,
Me despelleja lentamente,
Y pasan los minutos, pasan los días, pasan las semanas y meses,
Y no puedo abrazarlos,
Entonces me aterro,
Entonces mis neuronas se resecan por el esfuerzo,
Mis pensamientos son escamas chamuscadas,
Heridas abiertas espolvoreadas con sal y vinagre,
Los extraño…
Los tengo tan lejos,
Tan distantes de mis brazos torpes,
De mis labios generosos,
Pasan los minutos y los pienso con un fervor que me consume,
Quisiera atravesar el viento,
Raudo y veloz,
Iracundo,
Invisible e inalterable,
Pero temo llegar a sus brazos escurriendo muerte,
Temo llegar a sus brazos empanizado en este virus asesino,
En esta desesperanza en que se ha sumido el mundo,
Temo perderlos por un abrazo o un beso,
Me aterra la idea de verlos caminar en la calle,
De saberlos más allá de los límites de concreto que erigen su casa,
Y tiemblo,
Y pienso tanto que duele,
Muerdo todas mis ideas fatalistas,
Hasta que su sabor rancio inunda mi boca,
Luego no queda más que dejar que mis ojos se desborden como ríos crecidos,
No queda más que suspirar, tratando de no asfixiarme con la culpa de estar lejos,
No queda de otra que soñar que el tiempo avanza más rápido que de costumbre,
Que se esfuman los días del calendario,
Y que los abrazo como tanto anhelo,
Como tanto lo necesito,
No me queda más que esperar a que el caos que consume a esta ciudad vieja,
Acabe pronto,
Como las guerras de antaño,
Como las pestes que habíamos superado,
Que todo acabe y por fin poder compartir la mesa,
Sonreír a lo tonto,
Brindar por la dicha de tenerlos…
Oh, como los extraño,
Oh, sí que los extraño.

Lluvia


¿Hueles eso?
Huele a húmedo,
Huele a lluvia,
Huele a gotas encharcadas en la tierra,
Si te das prisa podrás ver como ruedan sobre las sedosas hojas,
Podrás ver como lentamente se filtran al corazón cálido de la tierra,
¿Hueles eso?
Huele a vida,
Huele a esperanza,
A esa que se desprende de a pocos de un cielo inmenso,
De esa que cae en forma de gotas sin miramiento alguno,
De esa que baña las aceras,
De esa que araña las fachadas,
De esa que disimula lagrima sobre mis mejillas regordetas,
¿Hueles eso?
Huele a húmedo,
Huele a lluvia,
Huele a polen disuelto
Como si todos los sueños del mundo se encharcaran en uno,
Como si la fuente azul de todos los espíritus se hubiese rebalsado anoche,
Y hoy las ánimas flotarán libres entre las copas de los árboles,
Como aleteando en el viento…
¿Hueles eso?
Huele a lluvia,
Huele a vida,
Demos un paseo…
Vamos!

Sonríe


¿Y cuántas veces caminamos con pasos como sin dueño?

Vagando en una oscuridad a la que nosotros mismos hemos invocado,
¿Cuántas veces nos sumimos en una desesperanza hedionda?
Una que nos consume,
Como si estuviésemos remojados en ácido sulfúrico,
¿Cuántas veces caminamos sin mirar siquiera que el suelo florece?
Que la vida se abre camino,
Que hasta el concreto se agrieta,
Que hay bendición en la lluvia,
En esa tierra húmeda donde la vida germina,
Donde una flor pequeña nos regala su presencia pacificadora…
¿Cuántas veces nos hemos ido a dormir deseando no despertar nunca más?
Esperando que la noche nos engulla y nos digiera,
Pero la noche puede traer más que pesadillas,
También puede traer una charla piadosa consigo mismo,
Una copa de vino,
Un abrazo fortuito,
Y hasta un sueño dulce que se traduce en una sonrisa,
Así que toca tu pecho,
Deja que tus latidos se vuelvan un himno,
Que la madeja tus pensamientos se desenreden por completo,
Y deja que los temores que te mordisquean el alma se mueran de hambre,
Abraza la luz del sol, la frescura pegajosa de la niebla,
Abraza la sal disuelta en la niebla,
Abrázate a ti mismo,
Perdónate a ti mismo y sigue adelante,
Arranca ese estupor de melancolía que te lame la espalda,
Sonríe y ve como el mundo aun tiene cosas buenas,
Sonríe y ve que aun hay bondad en el corazón de los hombres,
Que aún hay esperanza que brota de la tierra como manantiales,
Sonríe y yo sonreiré contigo,
Sólo sonríe.

Desesperado


Recluido, casi preso,
Merodeando de lado a lado,
Con ese sensación nerviosa que pensé olvidada,
Y que hoy repta pegajosa por entre mis piernas
Y me aprisiona las caderas,
Y sigue subiendo,
Hasta que comprime el pecho,
Y al aire se le niega el permiso de entrar libremente a mis pulmones…
Se agita mi pecho,
Siento como estas paredes se mecen y se contraen como un útero iracundo,
Entonces me siento incomodo en mi propia piel…no me hallo,
Pierdo el enclenque equilibrio de mis rodillas tiesas,
Y caído, vencido, suplico porque todo acabe ya mismo,
Para dejar de ver la ciudad por entre los ladrillos de vidrio,
Para dejar de acariciar mis memorias
Con la misma emoción con que se toca a un amante furtivo,
Sabiendo que no es correcto,
Sabiendo que todo durará poco…
Basta ya,
Necesito aire,
Necesito un abrazo, un beso,
Necesito ver mis pies recorrer las veredas empolvadas de Lima,
Necesito perder la razón por el chirrido de neumáticos en las avenidas,
Necesito un poco de caos en esta paz que golpea e incomoda,
Como la ropa,
Como los zapatos,
Como la vida cuando se restringen los afectos,
Quiero dejar de ver a esta ciudad tan linda y tan aberrante a través del vidrio frio,
Quiero dejar de ver la vida,
Deforme como la luz que atraviesa el vidrio crudo de estos bloques,
Quiero salir de este confinamiento…
Quiero abrazar a los míos,
Quiero caos en está paz hogareña que hiere,
Me quema, me lastima…
Ya basta, por favor, ya basta,
Déjenme salir,
Quiero salir!

Adelfa (Laurel rosa)


Alta, orgullosa, casi despegándose del suelo,
Arañando el firmamento,
Así se irgue la adelfa…
Con sus hojas de lanzas puntiagudas estocando las nubes,
Reclamando más luz que el césped que se decolora bajo su sombra,
Así crece la adelfa…sin remordimientos absurdos,
Así como se hinchan los sueños,
Así como se arremete contra la vida,
Siempre hacia delante,
Subiendo, enredándose, liberándose, transformándose,
Así crece la adelfa…victoriosa,
Así como se recibe a la vida,
Aguantando sus golpes sin aviso,
Tambaleándose ligeramente pero siempre en pie,
Mostrando que se puede reverdecer todo el año,
Que se puede resistir a la noche más siniestra,
Y al día más encantador con la misma serenidad en el alma,
Y así silente y robusta, la adelfa, resiste el tiempo,
Se aferra al suelo con fiereza,
Así es la adelfa, irrespetuosa de las limitaciones,
Aguerrida, como quien crece en las carencias de afecto,
A la defensiva como quien ha vivido sin un techo,
Así es la adelfa…
Que me recuerda a las serpientes,
Sedosas, brillantes y ponzoñosas.

It's time

I've lived and loved, I've hugged and kissed, I've done my duty, I've paid my dues, I've erred and also made amendments,...