martes, 26 de noviembre de 2019

Seguridad


Cuando el aire se negó a entrar a mis pulmones,
Cuando los ojos se inundó de desesperanza,
Cuando mi cuerpo temblaba como una hoja seca,
Me tomaste de la mano,
Acariciaste mi cabello,
Susurraste mi nombre,
Tu calor calmó el frío que reclamaba mi cuerpo,
Cerré mis ojos,
Procurando que no se convirtiesen en cataratas,
Y fallé,
Me dejé ir la angustia del momento,
Y sólo tu voz, susurrando mi nombre me mantuvo a salvo,
Sabiéndote a mi lado arañe la poca calma que pude,
Y respiré lenta y profundamente,
Sosegué el terror que me corroía las entrañas,
Apacigüé el temor que me quebraba las piernas,
Y acurrucado sobre tus piernas,
Me quedé dormido,
Con tus labios imprimiendo tu nombre en mi frente,
Me quedé dormido,
Con tu aliento suave y tibio,
Susurrando mi nombre,
Me quedé dormido,
Sabiendo que tu amor me protegería,
Sabiendo que tú me cuidabas,
Cuando la vida parecía escapárseme por la garganta,
Tu voz serenándome me permitió darle la espalda a la luz,
Y quedarme contigo,
En tu regazo, en tus caricias que alejan los malos presagios,
En tus besos que dibujan amaneceres,
En tus ojos que me ven hermoso,
En este pedacito de cielo en el que hemos anidado juntos,
Cuando el aire se puso intransigente,
Y evitaba fluir en mí ser más íntimo,
Me mantuviste seguro…
Como desde hace tantos años,
Como de seguro, muchos más.

Fuerza


Me has abrazado con todos mis defectos,
Me has acariciado aun con todos mis pecados,
Y como al rayo del primer día soleado,
Me he ofrecido por completo como girasol,
Te he abierto el laberinto de mis pensamientos,
Y entre ellos has caminado sin temor alguno,
Me has hecho sentirme hermoso,
Me has hecho sentirme digno,
Tú si has sabido quererme,
Tú si has sabido llegar a conocerme,
Tú has descifrado los misterios de mi piel toda,
Y la has hecho tu nación, tu credo y tu tierra…
Y así tuyo, quiero seguir siéndolo,
Escogiéndote por encima del dolor que se me ha impuesto,
Escogiéndote por encima de la desesperanza que me reclama
Por encima del abandono que susurra mi nombre,
Que me seduce con inclemente encanto,
Me has amado con todos mis defectos,
Con todos mis miedos,
Con mis aciertos y mis absurdos,
Y me has hecho sentir vivo y dichoso
En las noches en que mis labios no podían articular más rimas que de muerte,
Así que aquí estoy, aquí me quedo…
Sintiendo que este pecho aún puede latir con ahínco,
Que mi boca aún puede susurrar versos enamorados,
Que mi cuerpo aún puede seguir…aunque sea un poco más,
Sólo un poco más,
Y mirar hacia delante, hacia mis sueños,
Y mirar hacia mis lados, hacia ti, hacia los míos,
Y mirar hacia arriba, a esas nubes acolchadas,
A esas nubes cargadas con lluvias,
A esas nubes que han absorbido las plegarias del mundo,
Si, esta es una declaración de guerra,
No importa el dolor, o que la energía se evapore como neblina,
Yo seguiré en pie,
Yo seguiré aquí con mis labios listos para besarte,
Con mis manos impacientes por tocarte,
Con esta calidez que en mi pecho que susurra tu nombre y un te amo,
Como si fuese un mantra que me devuelve la serenidad,
Como si fuese ese rezo que me devuelve la felicidad…
Sí, a tu lado soy feliz y soy pleno,
Y eso, esta enfermedad invisible jamás podrá robarme.

Seguir


Sí, he renegado de todo y de nada,
Sí, he maldecido y enfurecido enajenadamente,
He visto a las nubes del cielo disiparse en hilos blanquecinos,
Como un tejido mal hecho que se desbarata sin piedad alguna,
Sí, he blasfemado cuando las fuerzas de mis piernas me han abandonado,
Cuando la fe, la poesía y la poca alegría empacaron  y fugaron juntas,
Y el ánimo no tardó mucho en seguirlas,
Me enrosqué en mi cama, en sus sábanas arme un capullo,
Y allí me quise quedar para siempre,
Odiando todo, disfrutando nada,
Sintiendo como me mirabas con dulzura y simpatía,
Pero no podía sentir más que rabia,
No podía sentir más que mi vida escurriéndose entre cada suspiro,
Saliendo de mí por entre la piel que se sentía desgarrada desde dentro,
Con esa precisión quirúrgica y con ese ahínco carnicero,
Al que quisiera ya haberme acostumbrado,
Sí, he querido quedarme inmóvil como presagiando el día de mi partida,
Dejar que el dolor se lleve de una vez mi alma,
Que devore lo que se le antoje,
Que al igual que mis recuerdos se están borrando lentamente,
Así se vaya el dolor y no me importaría acompañarlo,
Cualquier destino sería mejor que este donde hasta respirar duele,
Donde la luz te corta las retinas,
Donde las flores te cierran el pecho,
Donde las entrañas se contraen como barro seco,
Donde la piel se tensa como una cuerda de violín y luego se rompe,
Donde las articulaciones se solidifican como cemento dejado a la intemperie,
Donde las ganas de llorar le ganan la batalla a mis sonrisas bobas,
Sí, he querido rendirme,
Te he visto a los ojos y sin remordimiento alguno,
Te lo he dicho, te lo he suplicado,
Y tú sólo me han besado, con esa calidez de primavera,
Tú sólo me has abrazado con la delicadeza propia de la seda,
Tú me has mirado de vuelta y me has dicho te amo,
Y entonces he respirado con una bocanada de aire que me rompe por dentro,
Y me he puesto de pie como caminando sobre vidrio roto,
Me he tambaleado como una hoja que se aferra al tallo quebrado,
Y entonces me has mirado y he seguido por mí, por ti, por nosotros,
He sonreído con sutileza,
He llenado mi ser de opioides sintéticos,
Me he acercado a besarte,
Procurando robar un poquito de ese sabor de tus labios,
Y llevarlo conmigo todo el día,
Como un tatuaje,
Como un amuleto,
Uno que me protege, uno que me hace reverdecer aun cuando parecía imposible,
Si, como el pasto, he de regresar a ser verde, a ser fresco y provocativo,
He de volver a sonreír concienzudamente,
He de seguir avanzando, aun cuando sea lento, aun cuando duela,
No voy a detenerme,
No lo haré si tú sigues tomando mi mano.

domingo, 24 de noviembre de 2019

Tozudez

Liso y blanco…
Frío, solitario
Así esta la habitación con luz tenue,
Y allí yace mi cuerpo tendido,
Ofrecido al dolor como en un altar de metal y algodón crudo,
Las venas se ramifican por fuera de mi cuerpo como serpientes traslúcidas,
Su sangre cristalina es bombeada desde un cuenco que las conecta,
Y se convierte en narcótico donde sus afilados dientes se clavan en mis muñecas y brazos,
El seco y frío fuego carcome mis músculos desde dentro,
Entonces me dejo ir a esa sensación que me eleva,
A esa sensación que me invita a perderme,
En escenas variopintas,
Donde las voces de alrededor se deforman como el alma en pecado,
Donde las luces se van apagando como estrellas en un firmamento de nubes espesas,
Densas como las flemas que ciegan los pulmones,
Que lo privan de todo oxígeno,
Y le regalan desesperanza…
Blanco y liso,
Solitario, frío,
Así yace mi cuerpo,
Luchando en silencio contra la infección que carcome la carne más íntima,
Luchando contra la perversa urgencia de rendirse sin mayor remordimiento,
Aquí yace mi cuerpo tendido,
Dejando que mi alma se vuelva un vapor obsoleto,
Esperando que la medicina haga efecto,
Dejando rodar mis miedos por mis mejillas,
Sacudiendo mis culpas como perro mojado que tiembla asustado,
Y allí me quedaré viendo pasar el mundo por la ventana,
Mimetizando mi piel con las sábanas,
Cambiando mi sangre por fármacos trasparentes,
Rogando recuperar al yo que perdí hace años,
Suplicando que el dolor se esfume como el calor de mis piernas,
Aquí yace mi cuerpo tendido y desnudo,
Procurando no descomponerse como fruto muy maduro,
Uno que busca regresar a la tierra y repetir su ciclo,
Una vez más, solo una vez más…
Heme aquí,
Quebrado y maltrecho,
Heme aquí,
Quebrado y vencido,
Pero esperando levantarme y seguir mi camino,
Con esa terquedad boba que se revela en mi sonrisa,
Con esa obstinación innata en mi mirada. 

jueves, 21 de noviembre de 2019

Hogar


La suave melodía de la noche,
Sigilosa avanza en el horizonte,
Adueñándose del mundo aun cuando este ostente resistencia,
Es como una caricia que se vuelve poesía por sí misma,
Y aquí sin miedo alguno,
Con sueños enredados como madejas de hilo crudo,
Con la vida haciéndoseme pesada,
Con las sonrisas haciéndoseme ligeras,
Susurro tu nombre mientras duermes,
Susurro un te amo ligero como el éter del otro mundo,
Y lo tejo entre tus cabellos con mis dedos siempre traviesos,
Esta noche que ha venido silenciosa y tibia,
Bamboleándose como una barca a la deriva,
Así nos hemos quedado los dos juntos,
Con esa paz como cuando el amor se ha resuelto,
Y las arrugas de la seda de estas sábanas,
Guardan celosas los gemidos,
Aquí y ahora,
Cuando el silencio se interrumpe solo por nuestra respiración y nuestros latidos,
Somos libres, siempre lo hemos sido,
Y aun así nos escogemos el uno al otro a cada instante,
Como se escoge la vida aun cuando el dolor magulle las piernas, los brazos o la espalda,
Te escojo a ti, escojo la vida aun cuando cada bocanada de aire se sienta como una estocada,
Aquí estoy y aquí me quedo,
Como este invierno remanente,
Como esa sensación húmeda en los labios que me recuerda que aún hay camino,
Que aún hay días y noches que quiero presenciar sujetando tu mano,
Te escojo a ti, y tú me escoges a mí,
Escojo la vida aunque la carne se sienta rebanada por navajas,
Aún mi mente se sienta revolcada por olas iracundas…
Sí, escojo la vida,
Escojo esta paz que tengo cuando yaces a mi lado,
Tibio como la primavera,
Seguro como el hogar con que soñé de niño,
Y que logré construir a tu lado.

It's time

I've lived and loved, I've hugged and kissed, I've done my duty, I've paid my dues, I've erred and also made amendments,...