jueves, 26 de marzo de 2020

Súplica


Saltan en mi mente mis rimas más virulentas,
En esta vertiginosa sensación en que los tiempos se confunden,
Y mi alma salta en el tiempo al pasado inmediato,
A esa tierra ajetreada de aire caustico,
A esas aceras empolvadas
Con personas distraídas como hormigas sin su reina,
Donde las monedas de los casinos resonaban tanto que todo ensordecían al vecindario,
Ahora el silencio mastica la vida mundana,
Y las ventanas atascadas con miedo y con desesperanza,
Son la fachada de esta ciudad que se cae a pedazos,
¿Dónde está el ánimo de estas piernas?
¿Dónde quedó el espíritu de estas caderas?
Ya no queda nada,
Solo una carne empolvándose en el sofá,
Una melancolía haciéndose más mullida sobre la cama,
La puerta sigue sin llave pero tenemos miedo de abrirla,
Tenemos miedo,
Y este se siente como un cuajo en las articulaciones que se vuelven rígidas,
Nuestras casas minimalistas,
Son como unas cuevas modernas,
Quizás aquí perezcamos cocinando algo sabroso,
Quizás aquí perezcamos viendo un programa sensacionalista,
Quizás sólo nos apaguemos como las velas perfumadas que todos aman…
Yo quiero acurrucarme cerca del jardín aun verde y fresco,
Y secarme como cuero encurtido,
Y que la tierra reclame los nutrientes que me regalo,
Que haga florecer mis huesos pesados,
Quiero secarme viendo como las suculentas dan flores,
Con calma como el viento que acaricia la terraza,
Con esa tranquilidad que hace eco en las olas…
Mis rimas más apocalípticas se columpian en mi mente,
Ahogada por este aire estancado en esta casa que se siente pequeña,
Ya no aguanto,
Necesito un abrazo,
Necesito un beso,
Necesito una caricia descarada,
Necesito verte,
Necesito sentirte,
Necesito un poquito de tu amor a veces mezquino.

¿Dónde?


La fe está muriendo,
Su cuerpo putrefacto yace palpable yace sobre las aceras desiertas,
Y en éxtasis miramos lo inservible que eran los rezos,
Las mentes brillantes no se nutren de ellos,
Ni los corazones valientes de los científicos de golpes de pecho,
Había un Dios moribundo en América,
Y con cada segundo sus latidos se hacen más débiles,
Su respiración se hace más forzada,
Su fin se avecina,
Siguen adorándolo, clamando su nombre y su perdón,
Pero nada de eso sirve,
Sus templos se están empolvando y llenando de telarañas,
Y los que claman con fiereza ciega
Pululan en los hospitales,
Como hormigas mutiladas en la guerra,
Aferrándose a la vida que tan a la ligera arriesgaron tras su fe,
Hoy ruegan a sus mortales autoridades,
A sus fieros doctores y enfermeras que los salven,
¿Dónde está su Dios?
Paseándose en los pastizales,
Balanceándose en las líneas de los ferrocarriles,
Chapoteando en los muelles vacíos,
Mirando como explotan los pechos de sus fieles,
Como sus pulmones se desploman como dientes de león soplados con ahínco,
Riendo burlonamente,
Apostando con el diablo por ver quién recibirá más rebaño,
Cuando la crisis pase,
Cuando las mentes brillantes encuentren la vacuna,
Cuando los países ricos expriman lo que queda de dignidad de América Latina,
Y embarguen hasta los úteros fértiles de futuras generaciones
Como pago anticipado a sus préstamos de intereses inflados,
Como la cabeza de Jair Bolsonaro,
Como los testículos de los curas que ya no tienen tiernas víctimas,
¿Dónde está su Dios?
Rascándose la pelvis,
Oliéndose los dedos mustios,
Defecando arena en las sabanas africanas,
Echando árboles a los fuegos de Australia para mantener el cielo tibio,
¿Dónde carajos está su Dios?
Bañándose en monedas de oro,
Usando los millones de euros del Vaticano para limpiarse el culo,
¿O es que nunca existió?
Es que acaso siempre estuvimos solos
Es que acaso siempre tan verdadero como esos amantes de Grindr o de Tinder,
¿Dónde está su Dios?
Si tú lo sabes, ve y toca su puerta,
Ve y anda a plantarte en su jardín con pancartas,
Ve y muestra las tetas y el pito enhiesto, por allí se antoja y te hace caso,
O quizás debamos esperar a que Trump ofrezca otros quince millones por su cabeza.

martes, 24 de marzo de 2020

Despedida

¿Hacia que cielo navegan mis súplicas?
¿A ese gris que cobija mi ciudad en ruinas?
¿O hacia aquel azul con el que sueño?
Pues parece que las cenizas de las piras funerarias,
Han terminado por lapidar el cielo y ya nadie nos escucha,
A nadie le importa esos lamentos sollozantes,
A nadie le importa estas barrigas hambrientas,
Estas manos adormecidas,
Estas piernas frías…
Esta mente vaporosa,
Esta alma inquieta,
Este costal de carne tan lleno de sueños quebrados,
Esta boca seca y ansiosa,
Este pecho que aun late, aunque sin ritmo,
Esta vida que se me escurre como medias avejentadas,
Lo extraño…al fin lo digo en voz alta,
Lo extraño…al fin me animo a admitirlo,
Lo extraño…al fin lo reconozco sabiendo que hacerlo duele,
Me quema, me lastima, me hiere…
Como los pecados que he cometido,
Como los secretos que he guardado,
Como los insultos que he recibido,
Pero ya no está, ya no vendrá,
Se ha ido a ese cielo del que todo el mundo habla,
Se ha ido a ese cielo al que el mundo anhela,
Y al que nunca iré…
Adiós nuevamente,
Adiós…adiós.

Humanos


El agua rancia de la lluvia estancada en las grietas de la acera hiede a muerte,
Aun así puedes ver brotes verdes de maleza arañando la superficie,
La vida se abre paso en silencio,
Con paciencia las semillas resecas que ruedan con la arenilla en la calle germinan,
Con paciencia la tierra misma se sana a si misma,
El aire se vuelve respirable,
El polvo se asienta sobre los tejados rugosos,
Las gaviotas y fragatas vuelven a las playas,
En ausencia de los verdugos bípedos,
Las ballenas se acercan a los muelles oxidados,
Ahora pueden cantar a la luna sin temer a los arpones desgarrando sus lomos,
Mientras los edificios se han vuelto cárceles temporales,
Los ciervos mordisquean las flores de los jardines,
Los monos saquean los supermercados,
Los corderos pastan en las bermas entre las autopistas,
Y allí duermen, bajo los destellos descoloridos de luces de neón que se apagan una a una,
La tierra se vuelve más vivaz mientras la cordura del hombre flaquea,
La tierra reclama su soberanía mientras los hombres se desesperan en cuatro paredes,
Sintiendo como se hacen más pequeñas con cada segundo,
Ahogándose en sus propios alientos tibios,
Desquiciándose con los llantos de sus hijos,
Rogando por un poco de ese aire que se ve más claro,
Allá afuera,
Donde el virus los mantiene a raya,
Donde el virus los espera como un predador a su presa…
Pronto acabara este confinamiento,
Y volverán a destruir la tierra,
Pronto volverán a pulular en sus calles de concreto,
Y reclamaran como suyo algo que nunca lo fue,
Pronto volverán a violentar la paz silenciosa del mundo,
Sólo espero que la tierra resista,
Que resista a esta infección sin cura que somos los humanos.

Franqueza


Infantiles tretas,
A eso se han reducido tus embustes,
A pretender que no te oigo susurrar su nombre,
A hacer caso omiso a los impulsos viscerales,
A decirle adiós a estas dos décadas juntos…
Pero aún me asombra tu sonrisa bien dibujada,
Esa que esconde tus herrumbrosas mentiras,
Y más me asombra la manera en que te beso,
Deseando que todo esto pase,
Que mis piernas enroscándose entre las tuyas sean tan fuertes como raíces,
Que mis brazos que reptan por tu cuerpo marcando mi territorio,
Logre erigir la nación que creí que era solo nuestra…
Cierro mis ojos y te veo sólo a ti,
Cierro mis ojos y deseo que seas sólo para mí,
Pero tus pensamientos vagos caen en mi piel desnuda como dardos ponzoñosos,
Y termino temblando en tus brazos que me sujetan por inercia,
Como se aferra uno a una tonta poesía…
Te miro dándome la espalda,
Acurrucado como asqueado,
Pero no dices nada,
Di su nombre para que mi corazón deje de latir de una vez por todas,
Di su nombre para que mi saliva se atasque en mi garganta y deje de respirar ya mismo,
Di su nombre para que mis piernas se retuerzan y me levante de la cama,
Di su nombre para vestirme al compás de mi llanto,
Di su nombre para aventurarme a vivir sin ti a mi lado,
Dilo, sólo dilo, y así sabré que todo ha terminado,
Dejemos de mentirnos,
Tú ocultando a un amante,
Y yo pretendiendo ser el único que goza los dones de tu entrepierna,
Di su nombre, sólo dilo, acaba ya con esto,
Acierta la estocada final, di su nombre y pulveriza mi corazón con tu aliento,
Di su nombre, di que quieres ser de él de ahora en adelante,
Que lo nuestro es sólo un desperdicio de luz en este mundo tenue,
Di su nombre, con la misma fascinación con que solías gemir el mío.

Pronto

Miro renuente por la ventana empolvada,
Y lo único que alcanzo a ver a es una ciudad que se desvanece lentamente,
Detrás del vapor acolchado del mar,
Los edificios se vuelven lúgubres y luego desaparecen,
El olvido los está engullendo como una boa alimentándose,
Ya no hay escapatoria,
Solo queda respirar pausadamente,
Solo queda dejarse ir en sus fauces tensas,
Quizás al otro lado encuentre la paz,
Quizás en su silencio ensordecedor,
Pueda por fin entender el susurro de las tumbas,
Los lamentos de los ancestros,
El pulso debilitado de la tierra misma,
Que engendró a su verdugo…
Miro renuente por la ventana empolvada,
Y no queda más nada del mundo que me vio nacer,
Solo hay silencio,
Solo queda desolación,
Los pájaros pululan en el horizonte buscando granos, lombrices o un ojo que picotear,
Los perros acechan sin recato en los embravecidos jardines,
Y los llantos de los pocos niños se extinguen para ser seguidos de sendos lamentos,
De esos gritos que te desgarran por dentro,
La muerte se pasea sin recato alguno,
Rozando su guadaña sobre las rejas y barandas de los balcones,
Su hora de usar este mundo como su pasarela ha llegado,
Sólo queda esperar,
Solo queda esconderse ante lo inevitable,
Respirar tras la mascarilla humedecida,
Sólo queda sentarse detrás de esta ventana empolvada,
A que llegue mi turno,
Y pueda por fin acompañar a quien yace pudriéndose en el cuarto aledaño,
¿Será hoy?
¿Será mañana?
Oh, por favor…que sea pronto.

La playa


Sobre las aguas calmas,
Sobre las arenas saladas,
Sobre esta orilla
Quiero hacerte más mío que mi propio credo,
Deja que nuestros cuerpos imiten a las olas,
Deja sus suspiros se mezclen con el salado aliento del viento,
Deja que tus miradas borrosas de encanto y lujuria,
Se pierdan en las mías,
En estas que son ventanas abiertas,
Donde mora solo tu silueta desnuda,
Escudriña mi espalda con tus dedos inquietos,
Como se araña la realidad del mundo en el que nacimos,
Esta hora y este tiempo es sólo de nosotros,
De los latidos que se sincronizan como pelvis en una sonata,
Déjame tener la profundidad de tu voz gimiendo mi nombre,
Alabando mis toscas maniobras,
Déjame guiar este momento,
Como una barca sobre una corriente inquieta,
Déjame hacerte más mío que el mismo oxígeno,
Déjame escribir mi nombre con mi ser dentro del tuyo,
Y hacer hervir tus entrañas con mi alma líquida,
Esta noche es nuestra,
Sólo nuestra,
Como esta playa baldía,
Como esta noche sin ninguna estrella,
Amémonos como si fuese lo único importante,
Ya mañana veremos si el mundo sigue vivo,
Ya mañana veremos si el hombre aún existe.

Ojalá


Ondean grises y estériles cielos sobre esta ciudad que siempre se lamenta,
Sus quejidos navegan por entre las calles y avenidas,
Nada la satisface, nada la hace feliz,
Parece que el amante se le fugo con otra,
Parece que su clítoris fue removido y no encuentra placer alguno,
No ve lo hermoso que es caminar sobre el césped después de la lluvia,
No ve lo relajado que es apoyarse sobre los sauces y dormir al arrullo de sus ramas,
No ve lo lindo que es el cielo negro, alumbrado discretamente por la luna,
No entiende la melodía del viento silbando cuando el sol se descuelga del cielo,
Y llegarán sus gimoteos a puerto,
A uno abandonado,
Donde a nadie le importa el prójimo,
Pues no pueden ver más allá de sus narices,
Se desperdicia la vida en sus carnes,
Se desperdicia el tiempo en sus dedos que no saben acariciar la tierra,
En sus pies que pisotean las flores y los gusanos,
Y así seguirá esta ciudad enclenque,
Cabizbaja, y siempre quejumbrosa,
Sin ver la sincronía de una parvada de palomas,
Sin sentir el sutil aroma de los floripondios cuando el cielo se ennegrece,
Ojalá sus quejas pararan al menos un segundo,
Ojalá dejaran de crujir sus dientes en desaprobación,
Y abrazaran el poco tiempo que tienen para amarse los unos a los otros,
Para ser generosos,
Para ser misericordiosos,
Para amasar la tierra árida y esparcir semillas,
Para convertir esos tramos secos del camino en enredadas y tupidas alfombras,
De mastuerzo, de hiedra,
Ojalá dejasen de quejarse un minuto,
Y así oirían como los llama la tierra con un latido sereno,
Como su corazón es el arrullo primigenio que anhelan sin darse cuenta,
Ojalá cesaran sus lamentos…
Pero así son los hombres, así es el mundo, así los han criado,
Ciegos a las pequeñas maravillas,
Sordos a las historias de los ancestros,
Mudos cuando se trata de decir: te amo…
Ojalá algún día todo cambie.

Destrucción


Cual sueño premonitorio,
Veo las calles vacías,
Las personas parcas como navegando al más allá,
Los cielos tan grises como mis pensamientos,
Los llantos de niños ahogados por las manos rudas de sus madres,
Las sirenas de los patrulleros distorsionando el ruido de las balas,
Así cual sueño apocalíptico,
Veo las calles hechas añicos,
Italia encendiendo velas por sus muertos,
España silbando una marcha fúnebre,
Y el mundo esperando que la lluvia sea tan ácida para que limpie las aceras,
Que todo se desintegre afuera de las casas,
Donde la gente tiembla,
Donde las rodillas tiritan de miedo,
Donde los ancianos se persignan y se despiden sin un beso, sin un abrazo,
Esto parece un sueño,
Uno donde a pesar del humo de las piras funerarias,
Podemos ver a lo lejos las lenguas de fuego,
Las cenizas en escamas volando hacia un cielo que también ha cerrado sus fronteras,
Y cuyas vayas son arañadas con súplicas y rezos insulsos,
Cual sueño después de una película macabra,
Así veo el mundo,
Consumiendo sus recursos lentamente,
Dilapidando sus pocas y aventureras sonrisas alrededor de la mesa,
Esperando que el virus se contenga,
Yendo a dormir con una esperanza más enclenque con los segundos,
Quizás esta sea la última noche,
Quizás mañana la muerte por fin nos encuentre debajo de nuestras cobijas,
Quizás nos mosqueemos hasta desintegrarnos sobre nuestras sábanas,
Lisas y descolorida por tanto cloro,
Quizás es nuestro tiempo de dejar este mundo que tanto hemos lastimado,
Al que hemos succionado como garrapatas avariciosas,
Quizás esta noche sea la última,
Así que abrázame,
Y si el cielo silva hasta que se ensordezca el viento,
Sabré que todo acabará,
Sólo el fuego más arrasador limpiará la tierra,
Una pira funeraria del tamaño de un continente,
Quizás esa sea la ofrenda requerida,
Quizás, quizás,
Así que abrázame.

Huye


He encontrado rostros escondidos en los patrones borrosos de la madera,
El piso y las paredes parecen tener más vida que mi vientre inerte,
Y sus miradas tan pétreas son tan inquisitivas,
Que me embarga la nostalgia,
De días que no viví,
De labios que no besé,
De amantes que no tuve,
De orgasmos que no sentí,
De cosas que ni siquiera recuerdo claramente,
Me ataca la senilidad antes de los cuarenta,
Se me opaca la razón como un eclipse,
Y no recuerdo ni mi nombre,
Ni si ya comí,
Puedo olerme fresco entonces sé que ya me bañe,
¿Pero qué hay de este pecho sereno?
Ya no siento que late como debería,
¿Acaso he amado lo suficiente?
¿Acaso he acariciado lo suficiente?
¿Acaso he gozado lo suficiente?
No lo sé,
No puedo responderme sin atacarme de nervios,
No puedo mirarme siquiera sin sentirme extraño,
Sin quererme agredir con furia irrefrenable,
Sin esa sensación inquieta,
De rascar la piel hasta agujerearla toda y seguir haciéndolo,
Hasta que el hueso doble mis uñas,
Y el charco de sangre sea tan denso sobre el parqué,
Que este cambie de color aun cuando lo limpie…
¿Qué está pasando conmigo?
No lo sé,
Enciérrame,
Átame con más firmeza de la que puede ser placentera,
Enciérrame, confíname…
Pues desvarío más seguido,
Me pierdo tan rápido como se cuentan los segundos,
Me esfumo como el oxígeno en una cueva derrumbada,
¿Oh, lo ves?
¿Oh, lo oyes?
¿Oh, lo sientes?
Son lombrices las que caminan en mis pensamientos,
Mis rimas son composta y de ella florecerá la locura,
No queda nadie aquí adentro,
En mi cabeza hueca,
En mi corazón de pasa,
En mi alma leprosa,
No queda nada de aquel que amaste…
Enciérrame, olvídame, no quiero que me veas morir así,
No así…
Demente, olvidadizo, sádico, putrefacto,
No me veas así,
Vete ya…
Huye, huye, huye!

Solitude


Las habitaciones en mi mente crujen,
Los fantasmas del pasado ya no caminan a hurtadillas,
Hoy corren de un lado al otro,
Desnudos y sin reparo alguno,
Pintarrajean mi mente de estupor y de mierda,
Y orinan en cada esquina como ebrios sin modales,
Todo está desordenado en mis pensamientos,
Y ni hablar de mis sentimientos,
Esos parecen una maraña de pelos atorada en el caño,
Toda la energía de los chakras se ha bloqueado,
Me siento perdido dentro de estas pequeñas paredes
Que parecen vivas,
Que parecen estar respirando y contrayéndose,
Como vaginas lujuriosas,
Como anos excitados,
Y todo el espacio se hace más pequeño,
El aire se consume como bosque reseco encendido adrede,
Y toda emoción colorida muere,
Como koalas incinerados,
Como armadillos chamuscados,
Así me siento,
Ahogado, recluso en esta cajita de cemento y yeso,
Con un sabor metálico raspando mi garganta,
Son esas ganas de gritar,
Son esas ganas de llorar,
Son estas ansias de tocar, de abrazar, de besar,
Son estas ansias de caminar sin pisar las líneas del pavimento,
Son las ganas de dejar que el sonido sutil del viento se arremoline en mis odios,
Mientras paseo por los parques, por las avenidas…despreocupado como siempre…
Extraño esa libertad mínima a la que me había acostumbrado,
Extraño mis rutinas insulsas,
Y ahora que solo veo el mundo a través de la ventana,
Me doy cuenta de lo solo que siempre he estado,
Esta ausencia de oxígeno fresco confunde mi aun más mi averiada brújula,
El no distinguir si es lunes o martes o quizás domingo,
El no saber si estoy cansado de dormir, o duermo de cansado,
Todo es borroso,
Siento que me ahogo,
Siento que mi pecho se hace pequeño como mi paciencia,
Siento que mi corazón late más lento que de costumbre,
Siento que mis piernas inquietas escurren penas,
Necesito oxígeno,
Necesito un gemido ahogado en mis oídos,
Necesito una mirada cerca de la mía suplicando un poco de ternura,
Necesito unos labios susurrando mi nombre,
Unas piernas ajenas enroscándose alrededor de mis caderas,
Te necesito,
Necesito estar en ti, perforar tu alma inquieta como el pecado mismo,
Necesito estar en ti,
Fluir en ti libremente como el océano, sin fronteras,
Llenarte de mí,
Te necesito…
Maldita cuarentena,
Maldito aislamiento autoritario,
No importa morir si es en tus brazos,
No importa morir si es en un orgasmo,
Con mis dedos alrededor de tu cuello,
Con mi lengua secando tus lágrimas,
Con mi ser escurriendo espeso como almíbar de una flor fertilizada,
Maldita soledad.

Suficiente


La tristeza parece inalterable,
Parece hacinada en la médula ósea,
Y de allí se extiende por el torrente sanguíneo al ser todo,
He intentado manipular mis labios, tratando de sonreír con frescura,
He intentado frotar mis ojos, tratando de que las lágrimas se disuelvan al tacto,
Pero nada parece funcionar, simplemente me siento vacío,
Como un útero después de un legrado,
Como el estómago en un ayuno inclemente,
Como la cabeza sin un pensamiento sobrio,
Como las caderas sin la caricia de un amante inquieto,
Como una vagina sin un pene apuñalando su interior sin piedad alguna,
Como un ano sin la lengua del verdugo que lo alaba antes de destruirlo,
Y cuelga de cabeza como un murciélago mi lógica,
Me siento disperso,
Tratando de hilvanar mi cordura con un hilo quebradizo,
Un quehacer tonto que se desfigura como la luz a través del vidrio,
Heme aquí solo abrazándome a mí mismo, tontamente
Con mis plumas rotas,
Con mis rimas oxidadas,
Con esa sensación que parece certeza de que no pertenezco aquí, que mi tiempo es caduco,
Que merezco descansar mis huesos crujientes en una tierra húmeda y mullida
Aquí estoy esperando a que la muerte deje de hacerse de rogar y me visite,
Y me lleve a su lecho y me haga suyo de una vez por todas,
Aquí me tienen mirando el cielo rezando como cuando era un niño,
Pero esta vez pidiendo no despertar al día siguiente…
Ya fue suficiente,
Ya tuve suficiente.

Simplicidad


Las calles vacías y serenas,
Incrementan la sensación de soledad de mi alma,
El aullido del viento se siente más fiero mientras se cuela por la ventana entre abierta,
Y las sirenas de los patrulleros deforman las sombrías almas que merodean antes del alba,
Me acurruco en el lado fresco de la cama,
Estrujo mis pensamientos en mi mente aun activa,
Y procuro dejarme ir en esta noche que nos alberga por igual a todos,
Quizás si mi respiración se hiciese más lenta, pensaría menos,
Quizás si mi corazón latiese más despacio, lo extrañaría menos,
Sólo me queda esperar el paso hidalgo del tiempo,
Algún día me reuniré con él, algún día volveré a tener una sonrisa columpiándose en mi boca,
Algún día podrán estas piernas frías recuperar el calor extinto,
Como fogata abandonada,
Algún día volveré a verlo,
Hasta entonces, he de seguir viviendo, si es que acaso podría llamar así a esta existencia vacía,
Sólo me queda seguir hurgando en mis recuerdos, para no perderme en el limbo,
Y encontrar el rastro de su aroma cuando cruce el puente,
Cuando la noche sea eterna,
Cuando la carne pese menos que copos cenizos,
Algún día estaremos juntos y esta vez será para siempre…
Hasta entonces, recuérdame, extráñame,
Que yo aquí es lo único que hago.

Hoy


Arrastro mi vida con igual disimulo que mis pies quebrados,
Como un moribundo saliendo de su tumba,
A tomar un respiro,
A sacudirse el polvo y las lombrices,
Y llega bajo el árbol,
Con las ramas crecidas pero harapientas por el viento,
Y allí a sus pies me arrecostare,
Sobre su rugosa y áspera corteza dormiré,
Recordando las manos rudas del amante preferido,
Y como sueños resquebrajados,
Lo acariciaré con mis manos infelices,
Con mi barba crecida como higuera,
Sin humildad alguna y con vertiginosa cadencia,
Recitaré su nombre con vehemencia como se reza el rosario,
Y con todas mis lágrimas acuñadas en mis ojos,
Diré adiós una vez más,
Y regresaré a la tumba que es mi cama arrugada…
A esperar que el dolor se desvanezca como fantasmas al alba,
A esperar que el opio haga efecto
Y se mezcle con mi sangre espesa y rebelde….
Es tiempo de volver a la cueva que es mi dormitorio,
Desnudo, engarrotado,
Derrotado por hoy…
Pero…sólo por hoy.

Hastío


Se despegan mis párpados con disimulo…
Seis de la mañana.

El sol humea en el horizonte,
Es hora de enfrentar a esta vida tan bella y tan dura,
Sonreír con esta boca chueca pero sincera,
Con estos ojos cansados pero que brillan con esperanza,
Las nubes bullen en colores rosáceos y naranjas,
Es hora de enfrentar a esta vida tan tierna y tan puta,
Avanzar erguido con la espalda quebrada,
Abrazar a quien está triste con estos brazos acalambrados;
El amanecer se endurece en cielo como yema de huevo,
Es hora de enfrentar a esta vida tan sacra y tan mundana,
Arrodillarme a oler las flores recién abiertas con las rodillas maltrechas,
Bendecir la tierra que me ha dado tanto y a donde volveré al final del tiempo.

Se despegan mis labios con un grito desesperado…
Ya basta, ya no aguanto otra mañana más.

Alba


Llega el alba,
Y entonces pienso.

Ahora entiendo que he desperdiciado mi alma,
De la misma manera que la fuerza de mis piernas,
Y la suavidad de mis rimas,
Me siento podrido,
Una hoja arrugada y desechada,
Me miro,
Desconecto mi habla,
Me arrepiento de todo y de nada,
Maldita sea…como te extraño.

Llega el alba,
Y entonces siento.

Ahora entiendo que he desperdiciado mi vida,
De la misma manera que la potencia de mis palabras,
Y la lascivia de mis caderas,
Me siento quebrado,
Una planta carcomida por las lombrices siempre pegajosas,
Me miro,
Trago mi saliva con ardor en la garganta,
Me arrepiento de haberte amado más que a todo, más que a nada,
Maldito seas…como me extraño.

Llega el alba,
Y entonces entiendo…

Por fin entiendo,
Que me hiciste tanto bien como daño.

domingo, 22 de marzo de 2020

Ostara


Supersónica embestida,
Los pensamientos se revuelven,
No queda cordura en este licuado de ideas locas,
Mis párpados apretados contra si mismos,
Tus manos limitando el flujo de aire en mi tráquea,
Mis piernas tensas como la situación económica de Sudamérica,
Tu respiración decreciendo como tu erección,
Tus latidos haciéndose distantes como las ruinas precolombinas,
Y el calor residual de las sabanas evaporándose lentamente,
Sumiendo la habitación en un letargo,
De palomas de papel colgadas del techo,
De ventanas abiertas de par en par para compartir el gozo con el vecindario,
Esta noche fresca que se mantuvo a raya mientras nos gozábamos,
Irrumpe sin recato alguno,
Y su lengua nos lame el sudor perlado,
Me rodeas con tu brazo como discreta protesta,
Tan sólo para aclarar que soy tuyo desde hoy y para siempre,
Como si yo pudiese imaginar algo diferente,
Como si yo, fuese a reusarme a tan tentador yugo,
Volteo a dibujar tu cuerpo derrumbado como templo antiguo,
Y al igual que ellos conservas cierto encanto,
La casa silente nos resguarda,
La noche oscura siempre será nuestra,
Y esta luna de la liebre, la recordaré siempre…
Oh bendito sea la luna siempre cómplice,
Bendita Ostara,
Chocolate, huevos, y fresas frescas como tus labios carnosos,
Salvia, azafrán, y aterciopelado aceite de sándalo, embriagador como tu pecho,
Y sexo, mucho, mucho sexo…
Ostara…oh bendita Ostara.

sábado, 21 de marzo de 2020

La purga


La demacrada mirada que cargabas día a día, hoy se esfuma,
La cadavérica sonrisa que mostrabas día a día, hoy desaparece,
Hoy reclamas tu cielo, y lo pintas de violetas y anaranjados,
Hoy reclamas tus canales como tu propio torrente sanguíneo,
Y pululan peces y delfines, que se mueven como el pulso de la vida,
Hoy las aceras desiertas acogen el paso de pezuñas y garras,
Los animales salen de su cautiverio,
Todo es una fiesta,
El jardín primordial empieza a florecer nuevamente,
La tierra se ha sacudido las pulgas, las garrapatas, los ácaros que éramos los humanos,
Y en esa serena meditación de casas abarrotadas de gente con temor profuso,
La tierra descansa,
La tierra se estira concienzuda, como si estuviera en su cama, despertando del letargo,
La tierra descansa,
Se regenera,
Por fin puede destinar los recursos de sus entrañas, el aire de sus coposos pulmones,
A las aves, para que viajen libre, para que hagan piruetas,
A las abejas para que polinicen las flores que se abren seductoras,
Desde los balcones viejos y silentes hasta los cementerios abarrotados,
Todos los homínidos compungidos, llorosos, temerosos, arrepentidos quizás,
La noche de la purga ha llegado,
Gaia ha despertado y es su momento de sacudirse el yugo mortífero que somos,
La carga muerta que representamos,
Gaia estira sus raíces,
Sus cabellos acuosos se ven más sedosos y limpios que en muchas décadas,
Su aire se siente ligero y sin olor a alquitrán y tabaco,
Los elefantes retozan en cultivos abandonados,
Las cigarras y grillos cantan a la luna…
Es tiempo de dormir, quizás ésta sea la manera de la madre tierra de reclamar lo que es suyo,
Quizás ha llegado el momento de entender que somos meros inquilinos,
Unos morosos, ruidosos, sucios y malintencionados,
Gaia despierta…
Y nuestra piel y huesos serán el abono del césped que se erigirá indomable,
Cuando todo esto acabe,
Cuando la purga cobre su cuota.

lunes, 16 de marzo de 2020

Antes


Cierra tus ojos y solo así podrás ver,
Oye como se abre la flor,
Huele como el aire silba,
Siente como la voz se quiebra si estoy triste pero disimulo,
Si acaso pudieses por un día cargar mi yugo,
Si acaso pudieses por un día sentir el cuerpo resquebrajarse,
El estómago distenderse y encogerse,
Las costillas contrayéndose al punto de que el aire silba en el pecho,
Si tan sólo pudieses dar un paseo con mis pies que parecen cortados
Con hojillas oxidadas,
Mientras tu espalda se retuerce como un costal de hormigas,
Que la muerden toda,
Si acaso pudieses por un día vivir en esta piel que arde como lavada con cloro
Y escobillada con fiereza tratando de dejarla limpia…desde dentro,
Desde donde las ganas flaquean como pulso diciendo adiós,
Cierra tus ojos, y verás claramente,
Como me pesa la vida y aún sonrío para no incomodarte,
Aun así sonrío así que mírame como antes,
Mírame con dulzura,
Mírame como solías hacerlo,
Cierra los ojos,
Y mírame en tu mente como solía ser antes…alegre, vivaz, con sueños,
Antes de que la nación del dolor conquistara mi cuerpo,
Antes que la fibromialgia desolara mi ser todo.

It's time

I've lived and loved, I've hugged and kissed, I've done my duty, I've paid my dues, I've erred and also made amendments,...