El interludio de la muerte es silencioso,
Como un gemido ahogado por una almohada,
Como un amante que no siente más la fricción al ser penetrado,
Su culo es un abismo, su alma es un cuchitril embadurnado de semen,
Las eras se procesan en sus nervios con histeria,
La lujuria pulsa con intervalos irregulares,
Su miseria es un canto sacro de justicia,
Ahora se remoja en su propio llanto mirando el pasado con asco,
Aun cuando no hizo más que jinetear ferozmente cada falo tieso que encontrase,
Sin retoños de sus genitales,
Sólo un chisguetazo blanquecino de morbo,
El sin hijos es él, soy yo, somos muchos,
Los desdichados aún más…
Y Los que vamos a morir todos,
Así que no rías tanto, yo sólo iré primero!
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