jueves, 25 de julio de 2019

Poppet


Tejidos con las hojas amarillentas del maíz maduro,
Retorcidos y amarrados con pabilo,
Compuestos de pequeñas ramas quebradizas,
Algunos de arcilla con restos de uñas incrustadas,
Otros de trapo y rellenos con semillas y arenilla,
Algunos con un ovillo pequeño de cabello enredado a la altura del pecho,
Todos ellos inertes,
Todos ellos expectantes,
Todos ellos colgando de cuerdas,
Cual ahorcados,
Cuales conejos eviscerados esperando que la sal y el sol los dejen curtidos,
Tiesos como los alfileres que he clavado en alguno que otro,
Yacen allí inertes,
Con las caritas pintadas con carbón o ceniza de almendro,
Yacen allí mirándome con disimulo,
Esquivando mi mirada directa,
Procurando no llamar la atención de mis ojos de cuarzo café,
Yacen allí quietos,
Y penden de un hilo trenzado de color negro alrededor de lo que sería su cabeza,
Y se bambolean al antojo del viento,
Como rimas que van entre lo feliz y lo melancólico,
Yacen allí sin movimiento alguno,
Respirando los vapores de mis pociones,
Yacen como minúsculas prisiones de almas,
Y allí permanecerán pagando sus culpas,
Allí se quedarán fuera del tiempo, fuera del espació,
Ensombreciéndose,
Lamentándose,
Abandonando la microscópica esencia humana que aún les queda,
Allí en la ausencia del amor y el contacto humano,
Allí en esa forma frágil y moldeada por mis manos,
Han de redimir sus culpas,
Y desearán no haber linchado, azotado, ahogado y quemado a mis hermanas,
Allí se quedarán como empolvados y desaliñados adornos de mi casucha,
Y llorarán cuando agregue a uno nuevo,
Porque podría ser su hermano, su hijo, su esposa, su hija o quizás su nieto…
La venganza es de quién espera,
Y nosotros podemos esperar como espera el bosque a renacer después del fuego,
Nosotros somos pacientes,
Nosotros sabemos cómo golpearlos dónde más les duele…
Oh mis queridas marionetas,
Oh mis burdas muñecas de rama y paja,
Oh mis acérrimos perseguidores…
Ha llegado la hora de su juicio,
Y yo soy el juez y el verdugo.

Siempre


Entremos pronto a la casa,
Que la noche está acaparando el firmamento,
Sus tentáculos negruzcos están aprisionando las nubes,
Entremos pronto a la casa,
Que estoy cansado,
La cesta ya está llena de flores y raíces,
Entremos pronto a la casa,
Que ya está haciendo un poco de frío,
Encendamos la chimenea,
Que la salvia y el romero se quemen lentamente,
Que sus vapores dancen con delicadeza,
Y que la casa toda se vuelva vaporosa como los sueños,
Sentémonos frente al fuego,
A ver como sus pequeñas chispas saltan como grillos asustados,
Y se desintegran en la nada,
Quedémonos en la casa,
Que la luna está más pálida que la misma muerte,
Y los aullidos lejanos anuncian que hoy inicia la caza,
Quedémonos dentro del círculo, bien acurrucados,
Pero estemos tranquilos,
Que la escoba está detrás de la puerta,
Hay ruda, sal y tiza en las ventanas,
Así que durmamos tranquilos,
Deja que mis dedos peinen tus cabellos,
Que mis gemidos soplen tus temores más férreos,
Deja que esta noche nos arrulle con el aleteo de las polillas,
Y que nuestro amor se enraíce en nuestros cuerpos,
Como semillas en tierra buena,
Quedémonos muy juntos esta noche y siempre,
Que mi otrora aquelarre aun disgustado por mi huida hacía tu lecho,
No osará lastimarte,
Pues mi amor te bendecirá hoy y siempre…
Siempre,
Siempre.

Belladona


Y crujen mis rimas entre tus manos rudas,
Y cosechas mis gemidos con premura,
Casi con cierta crueldad enfermiza,
Aun así, me entrego a ti,
Me pierdo en el vapor tibio que es tu aliento,
En esa dulce y dominante mirada de tus ojos verdosos,
Como atropa belladona,
Me cedas, me apaciguas,
Tus piernas se enredan entre las mías como raíces del mismo árbol eterno,
Soy tuyo,
Y aunque a veces sienta que me diluyo como los colores de la primavera,
En tu lecho tibio como un verano recién nacido,
No me importa,
Me cedas, me calma,
Como atropa belladona,
Una pequeña muerte que deja marcas violetas como flores tímidas
Alrededor de mi cuello y mis caderas,
Te amo y soy tuyo,
Me entrego como el viento, como el agua, la tierra misma
Al hombre que me ha reclamado para sí mismo,
Al aprendiz de hechicero,
Y en tu poder enhiesto como estaca de roble,
Me quiero quedar amarrado a este sentimiento abrasivo como el fuego
Como aquella hoguera donde quemaron a mis madres, a mis hermanas,
Y consumirme todo,
Dejar que mis temores se disuelvan como escamas de ceniza,
Soy tuyo,
Dócil, manso y ligeramente dopado…
Oh amado mío…soy tuyo,
Oh sigue acariciándome con tus manos fieras,
Con tu calidez de atropa belladona.

miércoles, 24 de julio de 2019

Until eternity

En sueños ella susurra,
En sueños ella acaricia,
La diosa dorada de la noche,
La que nada en el mar sereno del caos,
Pasea por el jardín,
Ojeando por entre las ventanas,
Husmeando por las mirillas de las cerraduras,
Y su aliento frío se vuelve una ventisca entre las hojas ca´´idas,
Allí yace el hombre al que ella ha elegido,
La puerta está abierta,
Su corazón la aguarda,
Su alma tomará entre sus manos,
Y este hablando dormido,
Nunca revelará su nombre,
Sino que prometerá serle fiel,
Y acompañarla a la tierra que yace en el otro mundo,
Y mientras todos lloran en su lecho de muerte,
El nada tranquilo entre sus versos,
La bruja ha reclamado a su amado,
El reloj se detiene en las tres, treinta y tres,
El silencio se hace denso en el mundo,
Entonces ellos se besan,
Su corazón se detiene,
Su alma es suya,
La bruja regresó para cobrar venganza,
Ahora puede volver al húmedo viento del bosque,
Ahora puede volver a su nido de hojas y plumas,
A esperar nacer nuevamente.

Hoguera


A las brujas que caminarón descalzas hacia la muerte,
a las brujas que se entregarón a la hoguera para salvar a las suyas,
sus secretos estarán a salvo con nosotros.

Las espinas se asoman entre la arena a los lados del camino,
Las huellas de carretas y verdugos iracundos tapizan el sendero,
Y allí avanza la doncella encadenada,
Llorando,
Escurriendo la ultima gota de esperanza por sus mejillas,
Trata de hacer pesados tus pasos,
Pero las cadenas que la halan hacia la estaca son más fuerte,
Y aun cuando caiga,
El tiron de los brazos fuertes de su cortejo justiciero la levantará de inmediato,
Allá en la estaca de abedul rodeada de leños,
Mira despidiéndose del bosque que la amamantó,
Y se encomienda a la madre tierra,
Para que sus cenizas regresen a ser parte del mundo,
Allí atada, con la soga embebida en agua bendita,
Tan ajustada que corta su piel enfriada por el miedo,
Y ve con detenimiento como se acerca la antorcha a la paja,
Y la primera chispa brinca como su corazón roto,
Amo y confeso ser una bruja,
Ahora arderá hasta los huesos,
Las llamas crujen y cascabelean,
Los murmullos de oraciones e insultos de los testigos
Merman sus gritos,
El fuego la envuelve como seda amarilla y anaranjada,
Como una oruga transformándose por completo,
La piel se chamusca,
Su ser se cocina en sus propios jugos,
La bruja arde,
Y los sauces se mecen como niños sollozando,
La bruja arde,
El fruto de su vientre se vuelve un carbón arrugado,
Pero ella regresará al lugar de dónde vino,
Ella regresará a la tierra, al viento,
Ella se volverá un espíritu de humo,
Y en los árboles volverá a anidar,
Hasta que otra doncella la acoja en su seno,
Y vuelva a pisar el prado verde,
Pueda cegar las amapolas,
Y pueda hilar sus deseos en la rueca,
La bruja arde,
Pero sólo la carne perece,
So mote it be,
So mote it be…
Una vida nunca será suficiente,
La bruja nunca muere…
Fernweh,
La bruja es eterna.

Banshee


El cielo se ennegrece como la alma pecadora de un asesino en serie,
Y las nueves se desprenden en copos blanquecinos,
Van cayendo lento, serenos como resignados suicidas saltando de un edificio,
Y aquí yo en silencio y casi sin vida,
Recostado chapoteando en los charcos de mis rimas,
Viendo como la tristeza hace ondas en mi mente como una doncella juguetona,
Y procuro no hacer caso a sus susurros,
Pero ese susurro, pronto se volverá un grito,
Un desgarrador alarido de Banshee,
Y me perderé en él, con resignación plena,
Como una nota musical en un himno,
Y dejaré que mi mente
Se pudra como manzana que ha caído al barro dejado por la lluvia,
La tristeza recita mi nombre con dulzura,
Y cuando no le hago caso,
Cuando me resisto con la tenacidad de mis pierna al momento de amarte,
Su voz se desfigura, se vuelve horrenda,
Un alarido de Banshee…
Y entonces mis nervios se desintegran como los copos de nieve entre mis dedos,
Entonces recuerdo la maldad que está acuñada en mi alma,
Entonces recuerdo todos y cada uno de mis defectos,
Y me siento tan sucio que no quiero verte,
Me siento tan poca cosa que no deseo ni siquiera sentir tu mirada dulce
Recorriendo mis curvas,
Es cuando el grito de Banshee
Resuena y hace eco en mis vísceras
Que me siento vacío,
Recuerdo que nunca fui bueno,
Que nunca lo seré,
Que no merezco irme a dormir acurrucado en tus brazos,
Que debería de recostarme en la nieve,
Y dejar que ella me sepulte,
Que mi piel se ponga azul como el mar que tanto te gusta,
Y que mi sangre vuelva a la forma humilde que merece,
Un carbón reseco,
Todo esta blanco allá afuera,
Y el frío se corona soberano del mundo,
Todo está blanco allá afuera,
No como mi alma mancillada,
No como mi alma pecadora,
La tristeza me ha reclamado con voz de comando,
Su grito de Banshee
No puede ser ignorado,
En ella me dejo ir, perdona las manchas de sangre sobre la alfombra,
Perdóname…adiós.

Adiós


Quizás debería acercarme un poco más a la fogata,
Hasta que el fuego me lama las palmas de las manos,
Así sentiría que aún están vivas,
Quizás así podría recordar el calor tu piel toda,
Y no el frío corrosivo de este invierno,
De este bosque que se está muriendo,
Que se deshoja con el viento,
Y se precipita al suelo como ave herida,
Como mis piernas cuando me decías que ya no me amabas,
Quizás debería de arrojarme a la fogata,
Arder como las brujas de antaño,
Quizás debería simplemente lanzarme a la fogata con los ojos cerrados,
Imaginando que mi piel se consume en la tuya,
Como mis versos y mis gemidos,
Como mi vida entre tus manos empujándome lejos cuando intentaba besarte,
Quizás debería prenderle fuego a todo el mundo,
Y arder con él, chisporroteando y deshaciéndome como cenizas,
Qué más da, que más me queda,
Si me perdí por completo recordando  tus manos inquietas  y tu pelvis generosa,
Qué más da, que más me queda,
Si me perdí por completo recordando tus labios diciendo: “ya no te amo, adiós”.

Lluvia torrencial


Cae la lluvia como un castigo del cielo,
Los ríos se han tornado grisáceos,
Como pensamientos suicidas,
La arcilla se ha diluido,
Y todo se ha vuelto pegajoso,
Y avanzan iracundos como carruajes tirados por lobos,
Su rugido sólo haces más terrible su paso,
Y las rosas se espantan,
Esta vez sus espinas no las protegerán,
Y las arrancarán con envidia de la más cruel y apasionada,
La lluvia sigue cayendo,
Alimentando a la bestia acuosa,
El bosque se siente silencioso,
Como un suspiro moribundo,
Ahora el dulce color rojo de pétalos desmembrados
Se pierde en el fango,
Como plegarias en la mente de quién ha perdido al ser amado,
El río se ha desbordado,
Como las lágrimas hacinadas en mis ojos,
La muerte se arrastra por el mundo,
Y la espero con los brazos abiertos,
Es tiempo de cambiar el color del fango,
Es tiempo de teñir ese gris tétrico,
Por un rojo sanguinolento y brillante,
Ya que la muerte ha llegado a este jardín al que le dedique tanto,
Que también le llegue al cuerpo,
A este caparazón hueco,
Vacío como un capullo avejentado,
Vacío como el cielo,
Vacío como mi lecho,
Ven…golpea, corta, mata,
Ya nada me queda,
Ven y llévame con tu corriente,
Deja al menos que el contenido rojizo de mis venas,
Le den un color más atractivo a tu lomo acuoso,
Deja que mi vida se diluya en la destrucción que has traído.

martes, 16 de julio de 2019

Quédate


La noche se ha deslizado en el firmamento con disimulo,
El invierno extiende su capa blanquecina sobre el bosque,
Pronto todo estará blanco y brillante como sus dientes,
Contrastando con lo lúgubre del cielo,
Pronto los animales se acurrucaran en sus cuevas y madrigueras,
Y allí permanecerán quietos,
Rezando entre gruñidos delicados,
Tratando de hacer invisible su existencia en este mundo,
Al menos hasta que el Este de a luz al sol,
Como un huevo amarillo claro,
Cuya clara es espesa y difusa como las nubes serenas,
Y así masticando muy despacito su cena,
Rumeando algunas hojas,
Desollando a su presa y lamiendo su sangre con cierta premura,
Así el olor no logrará alertarla de su presencia,
Y cuando las ramas de los troncos crujan al romperse como hojas secas,
Y su caldero deje trazos sinuoso sobre la nieve fresca,
Todos permanecerán inertes casi como las mismas piedras,
Pues saben que cuando desciende de su caldero,
Y camina arrastrando su pata huesuda es porque busca una presa,
Una cuya carne sacie su hambre, cuya sangre le quite la sed y cuya piel le sirva de abrigo,
Todos saben que estos son los dominios de la bruja vampiro,
La otrora guardiana del bosque, la curandera, la doncella divina,
Ahora vieja y con colmillos de acero, siempre está hambrienta,
Siempre está paseando sobre su casucha con patas de gallina,
Escuetas y ágiles, y donde se posa en lugar de huevos deja rosas sanguinolentas,
Salpicadas de rocío cuando la noche recoja sus enaguas,
Y ella vuelva a su cama tibia y harapienta,
Así que quédate en casa,
Prende los leños de acebo y avellano y que su humo delgado se arremoline en la casa,
Quédate en casa,
Cierra la puerta y pon sal y tiza en cada una de las ventanas,
La noche más larga del invierno ha llegado,
Abraza a quién duerme a tu lado,
Que tus palabras de amor se vuelvan un salmo sacro,
Y que tus caricias apresuren la mañana,
Baba Yaga, ha reclamado estos dominios,
Así que mejor quédate en casa.

lunes, 15 de julio de 2019

Vida


Quedémonos quietos
En silencio,
Recostados uno al lado del otro,
Con los ojos cerrados,
Y rozando tímidamente nuestros dedos,
Que tu aliento se mezcle con el mío,
Como olas invisibles en el viento,
Quedémonos quietos,
Ahogándonos en este silencio terso
En esta tibieza aterciopelada
Que emana de nuestros cuerpos agitados,
Dejemos que nuestros latidos
Que se sienten en nuestros pechos
Como marchas de gotas de lluvia sobre las ventanas,
Se vuelvan mansos como el mar cuando no hay viento,
Y cuando el frío acierte sus zarpazos sobre nuestra piel desnuda,
Acércate…
Bésame…
Que yo haré lo propio,
Y en tus brazos esperaré que la mañana florezca,
Y nosotros sigamos caminando este sendero hermoso que llamamos vida.

Reencuentro


Llega el tiempo de segar mis versos enamorados,
De cortarlos de raíz,
De escarbar mi mente para asegurarme que no quede raíz alguna,
Es tiempo de que tu nombre se pierda en el tiempo,
Que vuele con el viento hacia el horizonte,
Hacia dónde se encuentra el mar con el cielo,
Hacia dónde las almas moran en el intersticio naranja del crepúsculo,
Es hora de decirle adiós a esos recuerdos tibios
A esos besos que desmoronaban la poca cordura con que fue concebido,
Es hora de decirle adiós a esos acordes enternecedores,
A esa voz tuya que transformaba un te amo, en un salmo,
Un eres mío, en un himno sagrado,
Es hora de decirle adiós a la agilidad que aprendieron mis piernas en tus manos,
Es hora de decirle adiós a la entrega plena de mis brazos alrededor de tu cuello,
Es hora de decirle adiós al yo que construiste con ternura y paciencia,
Es hora de decirle adiós a los kilómetros de rimas que gemiste en mi espalda,
Es hora de lanzar mi aro al océano,
Y ver como se precipita al fondo,
Como tu nombre entre mis entrañas,
Como este dolor en mi alma,
Es hora de decirte adiós, descansa en paz,
Y esperar a que sea mi turno para atravesar el puente,
Y volver a encontrarte,
Como se encuentra el alma en el éter,
Como se encuentra el amor verdadero aun después de la muerte.

Estupidez


Se pierden los rayos del sol como notas musicales,
De una canción triste y efímera,
Como aquel te amo sin respuesta,
Como aquella entrega insulsa…
Se pierde la cordura como mis cabellos lacios,
Se van con el viento,
Como mis versos podridos,
Como la dicha de mis piernas,
Como la frescura de mis caderas,
Como la primavera de mis miradas,
Y me pierdo a mí mismo,
Como copos de nieve soplados con desgano
De sur a norte, de este a oeste y de mis ojos al olvido,
Y me pierdo pensando en nosotros,
En pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo,
Sabiendo que es absurdo,
Como intentar volver vegano a un zorro,
Como intentar ver a Dios con los ojos,
Como creer que alguna vez me amaste,
Así de insulsa se me hace la vida,
Así que ya no la deseo,
Así que ya no tengo la mínima intención de seguir respirando,
De sentir mi pecho latir con esa euforia llorosa
Cuando encuentro alguna foto tuya,
Cuando el día es soleado y me recuerda tus ojos hermosos,
Cuando el mar se arremolina en la orilla,
Y me recuerda tu cabello crespo,
Cuando el viento susurra,
Y recuerdo tu voz revoloteando en mi nuca,
En todas esas noches que te creía mío,
Que estúpido fui…en serio que estúpido.

Amor


Ruedan los sueños muertos como una madeja de lana cuesta abajo,
Desenredando su ser flagelado a su paso,
Serena, resignada rueda mi propia vida junto a ella,
Ya que no estás aquí, ya nada importa,
Ni lo mucho que se ha secado el césped este otoño,
Ni lo árido que se siente mi piel otrora fresca y hasta risueña,
Ya que no estás aquí, que podría importarme irme con el viento,
Dejarme desmoronar por el tiempo,
Y en su corriente ácida e inmisericorde disolverme todo,
Como carne en ácido clorhídrico,
Como un óvulo no fecundado…
Ya que no estás aquí, qué más da si vivo o muero,
Qué más da si respiro,
Si me arrugo,
Si me encorvo,
Si me seco como amapola,
Qué más da seguir manteniendo la cama tibia si sé que no volverás,
Qué más da negarle a mis muñecas la caricia de una navaja,
Qué más da decir adiós,
Adiós, a quién carajos, le diría adiós…
Maldita soledad, maldito amor,
Maldita suerte, maldito amor.

domingo, 7 de julio de 2019

Mi dolor


Pensé que te habías ido,
Que la lluvia te había lavado de mi piel como fango,
Pero no,
Te habías escondido cerca a los nervios,
Te habías enraizado en los huesos,
Y allí encapsulado cual oruga te quedaste dormido,
Esperando que mis sonrisas se sientan concienzudas,
Que mis miradas florezcan como primaveras
Que mis piernas se sientan ligeras,
Que mis manos se sientan aventureras,
Tan sólo para regresar con más fuerza
Con mayor prepotencia,
Como un yugo esclavista,
Como un látigo sobre la espalda,
Ausente por un segundo eterno,
Recargando su alma impía en el viento,
Para caer nuevamente,
Sobre la trémula carne,
Quemando como ceniza volcánica,
Y quebrando mi espíritu como flores pisoteadas…
Yacías durmiendo en recónditos espacios de mis neuronas,
Esperando el momento preciso,
Para atacarme cual cuervo traicionero,
Arrancando la paz de mis ojos,
Esperaste a que bajase la guardia,
A que sonriera con la confianza de antaño,
Para luego apuñalarme con frenesí de piraña alimentándose,
De un cuerpo quejumbroso y sangrante,
Mi dolor, ah, querido mío,
Mi dolor, ah, amigos míos,
Me tuerce, me quema, me desgarra,
Hoy ha vuelto a dejarme hacinado en mi cama,
Como un mal recuerdo,
Como un cuadro descolorido y manchado,
Como un verso estúpido…
Ay dolor, casi te había olvidado,
Ay dolor, te pensé casi extinto,
Mi dolor, ah, querido mío,
Mi dolor, ah, amigos míos,
Pero no lo odio,
Lo abrazo con afecto sincero,
Lo amo profundamente como a un mal hijo.

martes, 2 de julio de 2019

Pared


Asfalto a donde quiera que veáis,
Gris pálido a donde quiera que miréis…
Mi rostro es un muro de contención,
De concreto armado,
De aislamiento sonoro,
Y detrás de él mis emociones todas,
Desde las más candentes a las más lastimeras,
Todas rugiendo,
Todas peleando por la supremacía de mi mente,
Como el patio de una cárcel tercermundista,
Hormigón armado de eso está hecha mi alma,
Terca como el agua del océano
Que viene una y otra vez,
Golpeando la esponjosa arena,
Perdiendo su esencia en cada intento de someterla,
Así es mi alma,
Fuerte como lo eran mis piernas,
Atrevidas como eran mis rimas,
Y gracias a su obstinación me levanto a diario,
Sonrió y espero que el dolor no desencaje mi mirada,
Que mis labios sigan sellados al menos por este día,
Y luego otro, y otro más,
Y pueda avanzar en la corriente del tiempo,
Que me llevará al mismo destino frío como mármol de todo el mundo,
Mi cara es un muro de contención,
Y los temblores de mi rabia mezclada con mi sentimiento de culpa,
Pasan desapercibidos detrás de ella,
Asfalto a diestra y siniestra,
Asfalto también mi cara lavada,
Y mi sonrisa adormecida.

Días grises


La luz muerta de los días de verano,
Me parece tan empalagosa como la miel más pura,
Su sonido seco como promesa de una catástrofe me emociona,
Y mi pecho suena como un tambor tribal,
Un replicar intenso como anunciando una guerra,
Una en la que mis versos y mis anhelos encendidos como el sol mismo,
Se enfrentan a los inertes y pesados antojos de mi cuero,
Sí, me emocionan estos días grises,
Esos días en que tus lágrimas pasan desapercibidas por la lluvia,
Esos días en que el rugido del viento camufla el crujir de tus articulaciones,
Esos días en que la niebla dificulta el que los peatones,
Descifren esa mirada perdida,
Esa sonrisa más falsa que las cejas de muchas Drag Queens,
Ese tambalear ligero de tu cuerpo cuando das un paso,
Ese constante balbucear en la esquina de la avenida,
Para confirmarte a ti mismo si vas o vienes del trabajo,
O simplemente recordándote tu nombre,
Amo estos días grises,
En que lo resbaladizo de la acera contrarresta lo absurdo de mis pasos,
Amo estos días grises,
En los que el frío araña mi piel toda, apagando el incendio que en ella se produce,
Como cerilla frotada con ahínco hasta que la llama es visible,
Amo estos días grises,
En los que me convenzo a mi mismo que si se puede,
Que puedo disimular un poco más,
Que todo estará bien cuando hagan efecto mis pastillas,
Amo estos días grises,
Que me ayudan a camuflar el peso de mis huesos,
La resequedad de mis articulaciones,
Lo enmarañado de los nervios musculo esqueléticos,
Amo estos días grises,
En los que todos andan preocupados,
Así no notan que a veces balbuceo,
O que me olvido de las cosas,
Amo estos días grises.

Anhelo


Heme aquí,
Tumbado sobre el pasto verde
Y fresco por la sutil caricia de la lluvia de Junio,
Heme aquí,
Silente como un sepulcro vacío,
Oyendo el tenue zumbido de las hormigas,
Que se escabullen entre las hojas quebradas del pasto
Donde yace mi cuerpo más no mi mente,
Y ese delicado ruido
Me recuerda al dolor que se extiende desde la cintura a las piernas,
Desde los hombros hasta los dedos de las manos,
Desde el cuello hasta la mitad de mi espalda,
Como viento,
Como esporas de diente de león, maduras y listas para conquistar nuevas tierras,
Como el frío,
Como los versos rodando decadentemente entre mis neuronas,
Heme aquí,
Procurando concentrarme en la sensación fría y reconfortante de la naturaleza,
Oyendo como se agitan las copas de los árboles,
Como mis cabellos limpios y suaves,
Dejando que mis lágrimas rueden por mis mejillas,
Esperando que sean aceptadas como ofrenda a la madre tierra,
Hoy quiero levantarme y caminar sin crujir como hoja seca,
Hoy quiero deslizarme por el tiempo sin ser percibido,
Sin que el dolor me case como un ratón y me clave sus colmillos en la nuca,
Hoy quiero levantarme y sonreír sin disimulo,
Hoy quiero no sentirme derrotado,
Quiero un día pleno…sin sentirme preso en mi propia carne,
Sin estar aturdido por el opio sintético que me recorre las venas,
Hoy simplemente, quiero vivir,
Si…quiero vivir,
Plenamente, como lo hacía hace una década,
Y hoy de eso, solo me queda el recuerdo.

La espera


Ese punto ciego en donde la misma vida pierde su sentido,
Ese instante infame dónde la mente se estrella contra sí misma,
Ese momento en que el dolor cae como lluvia de espinas envenenadas,
Y todas y cada una se clavan en la piel,
Y se abren paso hasta el nervio, hasta el hueso,
Hasta mi mismísima alma,
Ese momento en que el dolor es la única palabra que puede articular tu mente,
Es una de las grandes batallas
En que me retiro a las trincheras acolchadas de mi cama,
Y allí me enrosco como una lombriz en sal y vinagre,
Produciendo suspiros mordisqueados por labios idolatras,
Esperando que el opio sintético se metabolicé,
Y entonces mis músculos desgastados dejen de retorcerse
Como serpientes entre alambres de púas,
Y que mi cuerpo quede sereno como un cadáver fresco,
Y vuelva a respirar sin que el aire duela,
Que mi mente no pese y queme como una tonelada de carbón encendido,
Allí enroscado en mi cama,
Con sus manos acariciando mi cabello,
Secando mis lágrimas de impotencia,
Yace mi cuerpo adolorido,
Y mi mente inquieta trenzando ira y rimas,
Allí enroscado en mi cama,
Añoro la paz de una noche eterna,
Y espero a que todo pase,
Como el tiempo de los hombres,
Como mi propia vida,
Como mi juventud en estos espasmos desgarradores.

It's time

I've lived and loved, I've hugged and kissed, I've done my duty, I've paid my dues, I've erred and also made amendments,...