Abro los ojos para
recibir una nueva mañana,
Con la misma ansiedad
que demuestra un condenado a muerte,
Forcejeo con las
sábanas que más parecen una camisa de fuerza,
Y procuro
desvincularme de mi instinto suicida,
Gesticulo una sonrisa
morbosa,
Otra vez he resbalado
en el charco somnoliento de la tristeza,
Me siento sucio como
la fachada de esta casa,
Azotado por la lluvia
que latiguea con efectividad envuelta en disimulo,
Enfrentarme al mundo
con una mirada tranquila,
Es quizás el acto más difícil
de mi arsenal de tretas sociales,
Enjuago la noche bajo
el rocío de la ducha,
Cubro mi desnudez tan
hambrienta de ti con lo primero que encuentro,
Y salgo a desgastar
mis zapatos sobre las veredas ásperas,
Miro sin mirar, oigo
sin oír, mis sentidos están entumecidos,
Rígidos como mi
entrepierna…estoy electrificado,
Siento esa urgencia de
ti,
De tus piernas entre
las mías,
De una noche más…
A quién engaño? Deseo toda
la eternidad contigo,
Pero te has ido a ser
el sustento de un césped,
Que nunca agradecerá
la dulzura de tu piel tanto como yo
Te has ido para hacer
brotar de tu cuerpo flores,
Una perpetua
primavera,
Una infecciosa sinfonía
de colores transgénicos...
Y me has dejado
ataviado con la misma noche,
Con mi culto
solitario,
Invocandote con
cánticos, con salmos, con conjuros,
Acidificando el humo
del incienso al contacto de mi acuosa desdicha,
Rodando por mis
mejillas como rueda el mismo tiempo,
Sin piedad, sin pausa
alguna…
Te has ido a un reino
al que no tengo acceso libre como lo tenía a tu lecho,
Te has ido y me has
dejado para infundir pena entre familiares y penas…
El viudo veinteañero…sollozando
con disimulo,
Usando tu ropa para
sentir tu aroma,
Evaporándose bajo el
roce de mi nariz de gesto lascivo,
Te extraño,
Ya no me visitas, te niegas a mover la copa sobre el tablero que pintaste,
Quizás porque las letras
se han desgastados bajo el corrosivo diluvio de lágrimas,
O quizás ya me has
olvidado,
Si ese es el caso…dime
que hago para hacer lo mismo,
Por favor ayúdame a
repudiar mis pensamientos que se ramifican entorno a tu nombre,
Ayúdame a continuar
viviendo sin la necesidad de abrazarme a tu lápida los domingos,
Sin la necesidad de
cocinar tu comida favorita todos los días,
Ayúdame a olvidarte…pues
yo solo, no puedo.