Exclusividad

Y si suspiro infectaría todo el aire con tu nombre, 

Y si lloró fecundaría la tierra toda con tu nombre, 

Y si te toco, de seguro me desesperaría, 

Dejaría rodar mis labios sobre tu cuerpo, 

Besos, besos, mil besos, 

Como estrellas hay en el cielo, 

Como latidos ha dado este corazón caprichoso.... 

Y me proclamaría tu reino y tu credo, 

Así que acércate con cautela, 

Despacio para no alertar mis sentidos de merodeador nocturno, 

Que el calor de tu cuerpo me cede como litio diluido en vodka.... 

Acércate despacio como incursionando en una campo minado, 

Acomoda mi cabello como sueles hacerlos, 

Con tus dedos toscos, 

Deja que tus labios implanten sonrisas en los míos... 

Susurra mi nombre y has que me desarme al oírlo, 

Como una fortaleza con enclenques cimientos... 

Bésame lento, o deja que te bese alocadamente, 

Guárdame solo para ti que yo te reservaré sólo para mí. 

Rimas epiteliales

Esta sensación tan mía es difícil de disimular... 

Este sentimiento tan cálido como pesaroso,  

Se siente como una obstinada enfermedad resistente a los antibióticos más fuertes, 

Se siente como una avispa ponzoñosa atacando mis ojos una y otra vez, y una vez más.... 

El amor se agazapa, se prepara a saltar, se abalanza sobre mí, 

Me consume lentamente como una fiera hambrienta, 

Entonces no pienso, 

Mi juicio se vuelve nulo como la posibilidad de la redención del primer caído, 

Este amor me consume, se apodera de mi, 

Me conduce, me maneja cual marioneta, 

Me contrae, me estira, me rasga, me descompone a pasos agigantados, 

Entonces no soy yo, 

Soy un algo, una extensión de otro cuerpo,  

El poema que se escribe únicamente con la yema de los dedos, 

Un garabato absurdo en la arena de una playa resaqueada, hecho con la punta del pie, 

Pensando en cosas aun menos coherentes, 

Este amor me consume...me envuelve en una niebla de confusion extrema, 

No sé donde termina el yo o donde comienza lo tuyo.... 

A veces me siento crisálida sin saber en que me transformaré en tus brazos, 

Y no me importa, mientras me sigas mirando como lo haces, 

Con esos ojos que me derriten lenta y completamente...y me reclamas para ti, una y otra vez, 

Y hasta que este cuerpo sea reclamado por el silencio ensordecedor de la muerte, 

Pero hasta que ese momento llegue  

(quizás más pronto de lo esperado) 

Seguiré tratando de hacer rimar mis piernas con las tuyas. 

Calma

¿Calma? 

Que concepto tan extraño a mis sentidos, 

A mi piel arisca y siempre temblorosa... 

¿Calma? 

¿Qué es eso? 

Creo que nunca la conocí, 

Desde los temores infantiles del auto descubrimiento, 

Pasando por los ardores pasionales de un joven dibujando otros cuerpos, 

Hasta el enajenado nerviosismo de sentir tus manos piadosas 

Rozándome todo, escribiendo historias sin fin en mi piel toda... 

¿Calma? 

Nunca supe que es eso, y asumo que nunca lo sabré, 

Si me agito cuando tu voz revolotea en mis oídos, 

Y tus labios se disuelven en los míos... 

Si tiemblo, pero sin temor o frío cuando me acaricias, 

Lento, como proclamando mi ser más tuyo que mío, 

Limando mi áspera personalidad con tu barba,  

Desintegrando la propia concepción del yo, 

De mis preconcebidos límites con tu voz susurrando un te amo... 

¿Calma? 

Que sensación tan ajena a mi...a ti...a nosotros.