Los días se columpian lentamente,
Y los veo a través de mi
ventana,
Sus sonrisas me lastiman
como navajas,
Su serenidad pálida y
escueta insulta mi existencia…
Y yo aquí, detrás del vidrio
liso,
Observando como serpiente
Como revolotean los minutos
como mariposas cristalinas
Mientras el aire se me cuaja
en la nariz,
Espeso como la clara de
huevo,
Y escurre en mi garganta
sofocándome…
Y repensar acerca de mis
culpas,
De mis olvidos,
De mis pecados…
Quizás merezco esa sensación
sombría que me consume,
Quizás merezco estos males
que me apagan como una vela
Dejada al acecho
inmisericorde de una ventana abierta…
Sí, quizás merezco todo
esto,
Quizás merezco ahogarme con
mis propias rimas,
Que mis pulmones se resquebrajen
suplicando por un poco de oxígeno…
Aquí estoy, apoyado al marco
de la ventana,
Viendo como se columpian los
días,
Con su alegría que me hiere…
Quizás cuando sea solo un susurro
en los árboles,
Dejaré de sentir envidia de sus
vaivenes despreocupados,
Y de quiénes respiran sin
urgencia, sin apremio…
Quizás cuando sea solo un
murmullo en el recuerdo del mundo,
Encuentre la paz por la que
suplico con mis ojos encharcados
Cada mañana y cada noche.
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