Mis miedos se
persiguen como un perro a su cola,
Y en su empecinado
revoloteo tratando de conciliar el sueño,
Mutan como travestis
al llegar la medianoche,
Volviéndose en cuentos
absurdos que inventan las colegialas feas,
Cuando el chico que
les gusta las rechaza como si tuviesen lepra
O con una venérea de
esas en que se te descascara hasta el ánimo…
Heme aquí con la
utilidad de un limón de emolientero después de las nueve,
Soñando que puedes
llegar a amarme,
Cuando lo único que te
interesa es lo que puedas obtener de mi…
Estas son mis rimas
lúbricas,
Mis versos de la puta
interna…
Los pensamientos con
acordes de un hombre dice ser santo,
Pero que se ha tirado
a toda Lima,
Despotricando insultos
a esta manía de desapego afectivo,
Culpando a otros en
lugar de a mi gen de perra golosa!
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