Autopsias
del limbo atormentan mis pensamientos,
Escenas
mortuorias naufragan en el cristalino de mis ojos,
El
ego de la mismísima soledad,
Grita
en la sagrada luz del sol,
Que
ella ha vencido…
No
puedo pensar en otra cosa que en ti dejándome solo,
La
supersónica sensación de mezquino lamento,
Me
crucifica y cuervos devoran mi corazón lentamente,
Con
una sonrisa entre maliciosa y lujuriosa,
Demasiados
misterios post violación
Para
ser descifrados por mí,
Por
mis manos sin las tuyas,
Por
mis piernas sin las tuyas,
Por
todo mi yo, desnudo en la cama, sin ti…
Hubiese
querido que caminásemos hacia el altar, de la mano,
Pero,
la presión de mi amor pleno,
Te
hizo correr como hormiga lejos del kerosene,
La
felicidad que empezaba a zumbar en mis oídos
Se
volvió un molesto ruido de estática, y lentamente en silencio…
Ahora
sólo resuena la voz de la soledad,
Clamando
orgullosa su victoria…
La
veo señalándome y burlándose,
Y
arrastrándose de risa sobre el suelo,
Con
cada lágrima que me ve derramar…
Vuelve
“mon chevalier”,
Prometo
solo hablar de sexo, prometo venerar tu hipersexualidad,
Regresa
y nunca volverás a escuchar ni un quejumbroso te amo,
Regresa
que he llenado las paredes de tu nombre y mi semen…
Mon
chevalier.
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