A veces me miro y no me reconozco,
No soy más el niño revoltoso que jugaba con carritos,
El que corría contra el viento…
No soy más el adolescente en conflicto con sus propios afectos,
A veces me miro y no me reconozco,
De aquel adolescente que leía a Bécquer no queda nada,
Ni la sutil manía de mirar por la ventana procurando convertir el aire
en rima,
Del alguna vez temeroso ser humano,
Sólo quedan escuetos recuerdos aglutinados en los calabozos de mi
memoria,
A veces me miro y sonrío,
Pues no soy más ese muchacho que tenía miedo de lo que era,
Que se había abandonado a la idea de ser rechazado,
A veces me miro y sonrío,
Veo a alguien que se emociona cuando su cara es garabateada por la
lluvia,
Que aun después de tantos años le brillan los ojos cuando llega la
primavera,
A veces me miro y sonrío,
Ya no me molesta mi sobrepeso,
Y a veces ni me peino, pero aún así me siento atractivo,
Sonrió, río, me carcajeo, hago muecas,
No me da miedo el mundo,
Lo he abrazado, he dejado que me mire, que me juzgue si así lo prefiere,
He dejado que el mundo me señale, y muchas veces me agreda….
Y no me importa lo que tenga que decir de mí o de mis maneras,
Soy feliz,
A veces me miro y no sé ni cómo, ni cuándo me convertí en lo que miro en
el espejo,
Soy feliz,
Y no sé si lo merezca, no sé qué hice para lograrlo,
Sólo lo hice,
A veces me miro y sonrío,
A veces me miro en una foto antigua y no me reconozco…
No soy más aquel muchachito inseguro y de rimas de quinceañera dolida,
Hoy soy una nueva versión de mí mismo,
Ahora soy yo más que nunca antes lo había sido,
Vacío de secretos, vacío de miedos,
Y tan lleno de esa sensación burbujeante como champagne que es la vida,
Hoy me miro y soy feliz,
Encontré a alguien con quien columpiarme en la niebla limeña,
Encontré a quien tomaría mi mano para llegar al otro lado del rio,
Encontré el amor, y con él me encontré a mí mismo…
En su voz susurrando mi nombre,
En sus manos acariciando los kilómetros de piel de mi cuerpo,
En sus piernas echando raíces junto a las mías,
En su mirada que me desnuda con ternura,
En este pedacito del mundo que llamamos casa,
En ese cuento de hadas que seguimos escribiendo juntos.
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