Después de una década,
Aún me miras como descubriéndome por primera vez,
Con un interés predador,
Como se mira a una presa herida abandonada a su destino
fatídico,
Pero, en mi caso me abandono feliz a mi destino,
Me abandono a ser tuyo…
Y te acercas,
Y tus feromonas me envuelven en una avalancha llena de
calidez,
Cedo a la curiosidad pueril que me caracteriza,
Quiero saber a dónde me llevaran tus manos esta vez,
¿A destripar miedos con nuestros gemidos?
¿A navegar en vapores extasiados?
Iría hasta la luna de ida y vuelta, tan solo respirando
tu aroma,
Si es contigo, el viaje sería sublime,
Y es que no tengo nada de qué preocuparme…
Por el contrario, tengo mucho de que emocionarme,
Cuando me hablas mi cordura cojea aun más,
El mundo se queda en silencio, como atónito a tanta
dulzura,
Y sus modales agrios, se quiebran cuando mis manos vuelan
hacia a ti,
A hilar mis rimas con tus ondulantes cabellos,
El mundo se vuelve una burbuja, adentro oxigeno aroma a
vainilla,
Afuera smog y los miedos arañándose los unos a los otros…
Aquí adentro “Neverland” se extiende como nuestras
piernas,
Y la magia comienza, cuando tus labios van patinando
sobre los míos.
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