Es extraño que me
conozcas tan bien,
Que con solo mirarme
puedas descifrar todo de mí,
Que me leas como un
libro escrito en un idioma creado por y para ti,
Acaricias mi cabello
cada vez más escaso con tu mano,
Como se acaricia el
prado,
Con delicadeza y
seguridad de saber lo que se hace,
Despejas mi nuca como
se despeja la noche antes del amanecer
Y me besas,
Tus labios marcan los
límites de esta nación epitelial que yo llamo cuerpo,
Y que tú llamas tu
nación,
Me abandono a las
sensaciones eléctricas que recorren la cara interior de mi piel,
Y mis labios caen en
la tentación de liberar gemidos,
De dibujar en el aire
las letras de tu nombre,
Consumiendo el oxigeno
como un fuego en pleno bosque,
Cada célula de mi
cuerpo se consagra a ti,
Cada palpitación se
enjuga rítmicamente como una melodía suave,
Pero con el fervor
extasiado de un salmo…
Te beso,
Se descose la realidad
mientras tus manos me dibujan con maestría,
Esta idea de ser solo
tuyo me derrite como lava,
Mis piernas flaquean,
Mis rodillas tiritan,
La noche se enjuga
entre tus cabellos enredados entre mis dedos,
El juego ha comenzado…
Y no quiero que
termine.