La oscuridad es un lugar muy solitario para pasear en
ella,
Los monstruos se asoman cauteloso entre los arbustos,
Parecen espectros recelosos de su destino,
Pero aun así no se deciden a atacarme…
Traigo esta enclenque luz en mis ojos,
Y con ella me presento ante ti,
Para que la hagas brillar y danzar como fuego en el
viento,
Heme aquí con las manos llenas de pecados pero aún
dadivosas,
Heme aquí con estas piernas huidizas pero aún erguidas…
Heme aquí con estos labios que han engañado a miles y
aún hoy conservan dulzura,
Heme aquí en la oscuridad de esta noche,
Tratando de encontrarte…de encontrarme…de encontrarnos,
Heme aquí en esa yuxtaposición de realidades
paralelas,
De brisas que aúllan,
De hojas que crujen como huesos siendo triturados,
Heme aquí sin más nada que esta piel mil una veces
dibujada por otras manos,
Heme aquí despojado de todo sarcasmo y todo mecanismo
de defensa,
Rendido ante ti, ante el calor que se escurre por tus
poros como líquido salino,
Heme aquí vocalizando palabras que creía insulsas,
Sí, estoy aquí, ante ti, entregándome por completo,
Y diciendo que te amo…que soy tuyo y así me quiero
quedar,
Envuelto por tus brazos y por esta oscuridad que nos
ha acogido con benevolencia,
Te amo…tenía que decirlo porque me sentía estallar,
Te amo…tenía que decirlo porque me ardía la boca…
Pero tranquilo, no tienes que responderme, no tienes
obligación a decir lo mismo…
Pero si de besarme, de acariciarme, de hacerme tuyo.
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