Ver al cuervo escarmenar sus plumas parado en la
baranda de la ventana,
Sin siquiera esquivar mi mirada intrigante, me asusta,
Lo siento tramando algo sucio, algo ruin, algo
despiadado,
Como tus palabras embusteras, como tus manos
pecaminosas,
Como tus piernas ligeras,
Aun así no puedo alejarme, no puedo dejar de esperar a
que me ataque,
Es más casi lo anhelo,
Como en las noches oscuras y frías, anhelo tu cuerpo
junto al mío,
Mimetizándose como la aurora y el amanecer de un día
mundano,
Pellizcando los nervios con tus abruptos arrancas de
violencia verbal,
Escribiendo en este libro epitelial,
Tus hazañas más dulces y las más rudas,
Mis moretones deletrean tu nombre,
Aun así no sería capaz de renunciar a ti,
A tus intenciones cuestionables…y te entrego mi luz
esperando que encuentres el camino,
Aunque en el me pierda y ni te preocupes por buscarme,
Te seguiré amando, te seguiré galopando como se
galopan las esperanzas,
Te seguiré profesando entre gemidos lo mucho que te
amo,
Y vea como tus ojos brillan con demencia,
Como admirando la mayor estupidez del mundo.
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