Extraño el estar en el fondo de mis pesadillas,
Hundido en el mar mismo de un caos tejido a mano,
Cual tapete irregular tendido sobre el frio suelo de la sala,
Extraño los susurros demoniacos
De las pastillas y los brebajes alquímicos,
Ese sentimiento de intranquilidad anidando en el pecho,
Ese sentimiento horrido,
Las ganas de cortarme las venas,
De trenzar las venas con descuido, cual macramé mal hecho,
El aburrido y monótono latir de mi corazón con espasmos esporádicos,
La sensación de desesperación en que el aire del mundo no es suficiente,
Han pasado algunas semanas desde la última vez que me sentí desolado,
Que incurría en darle poder a lamentos pasados,
A esas carencias afectivas de mi niñez y adolescencia,
Extraño la emoción suicida que me ha acompañado tantos años,
Que ha sido la tinta de mis versos,
Al menos con ella me sentía vivo,
Ahora me siento solo, vacuo…un mero artificio, un remedo de ser humano,
Me siento más leve que de costumbre y no me hallo a mí mismo,
No sé cómo respirar sin desear que mis pulmones colapsen,
Me siento extraño, al estar cerca de un cuchillo y no verlo con cierta lascivia,
Imaginándolo deslizarse transversalmente por mis muñecas,
Extraño el sentirme suicida.
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