sábado, 28 de noviembre de 2020

Aire

 Los días se columpian lentamente,

Y los veo a través de mi ventana,

Sus sonrisas me lastiman como navajas,

Su serenidad pálida y escueta insulta mi existencia…

Y yo aquí, detrás del vidrio liso,

Observando como serpiente

Como revolotean los minutos como mariposas cristalinas

Mientras el aire se me cuaja en la nariz,

Espeso como la clara de huevo,

Y escurre en mi garganta sofocándome…

Y repensar acerca de mis culpas,

De mis olvidos,

De mis pecados…

Quizás merezco esa sensación sombría que me consume,

Quizás merezco estos males que me apagan como una vela

Dejada al acecho inmisericorde de una ventana abierta…

Sí, quizás merezco todo esto,

Quizás merezco ahogarme con mis propias rimas,

Que mis pulmones se resquebrajen suplicando por un poco de oxígeno…

Aquí estoy, apoyado al marco de la ventana,

Viendo como se columpian los días,

Con su alegría que me hiere…

Quizás cuando sea solo un susurro en los árboles,

Dejaré de sentir envidia de sus vaivenes despreocupados,

Y de quiénes respiran sin urgencia, sin apremio…

Quizás cuando sea solo un murmullo en el recuerdo del mundo,

Encuentre la paz por la que suplico con mis ojos encharcados

Cada mañana y cada noche.

 

Palidez

 La sabana blanca será mi cielo esta noche,

Debajo de ella he de encontrar la paz que por tanto he buscado,

Y allí donde la carne ya está fría y rígida,

Solo hay un silencio ensordecedor e intoxicante,

Quieto, pasmado…como pez arrancado del agua,

Lanzado sobre una orilla de pasto pálido lamido por el sol de verano,

Quieto, en virtud plena,

Haciéndose más frío con cada segundo,

Como el mármol donde el cincel grabará mi nombre…

Entre una sábana blanca y una reseca lengua metálica

Yace la paz que he buscado por tanto tiempo,

Es hora de nadar en corrientes invisibles,

Donde las mariposas no tienen miedo de acercarse,

Y los insectos entonan salmos

Anunciando el inicio de tan esperado momento,

Sí, gocen de mi carne,

Pues ya nadie lo hará…

La tierra ya me ha esperado suficiente,

Sé que está impaciente,

He de cerrar mis ojos,

Y cuando los vuelva a abrir sé que todo será claro,

Un campo tapizado por flores de colores,

Y ríos limpios y eternos…

He de seguir recostado bajo este blanquecino cielo que es esta sábana,

Y aunque todos mis músculos se vayan tensando,

No es miedo…

No es pena…

Sólo hay tranquilidad en mi pecho,

Sólo hay paz en mi garganta,

Y quizás un adiós y un lo siento en mi aliento.

Nubes

 Quisiera ser distante como las nubes,

Altanero pasar por el firmamento,

Ajeno al dolor,

Ajeno a la desesperanza,

Tan lleno de mi mismo,

Tan vacío del mismo mundo…

Y flotar sin rumbo fijo,

Golpear las montañas sin lastimarme,

Bajar al mar cuando este triste

Y simplemente escurrir mi alma como gotas,

Esperando volver a ser ligero y superficial y elevarme,

Por entre los cielos,

Revoloteando en mis propios pensamientos…

Reflejando la tenue luz de los atardeceres,

Adoptar la forma solicitada de quien se detenga a observarme,

Ser de aire y de agua,

Y no de carne y sangre…

Quisiera ser como esas nubes majestuosas

Que retozan lamiendo arcoíris,

Con desgano,

Con su lengua clara y pura,

Y su mirada grisácea pero esperanzadora…

Quisiera ser como las nubes

Y olvidarme de lo fatal que es esta vida,

De lo que duelen los músculos y los huesos,

Quisiera ser una nube para que nunca me faltase aire en mi núcleo,

Pero sobre todo, quisiera ser como las nubes,

Para estar cerca de quienes ya no puedo rodear con mis brazos…

Sí, quisiera ser como las nubes,

Porque todas son inmortales,

Y no conocen la palabra adiós.

Un paso más

 

En esta noche sorda,

Mis ideas brillantes solo atraen miedos,

Como polillas a la lampara encendida,

Ensordeciendo la razón con su aleteo fúnebre…

En esta noche decadente,

Mis ojos atraen la lluvia,

Como los pétalos rugosos de las amapolas…

En esta noche que me envuelve,

Como carne, como fardo, como capullo de seda,

Quisiera quedarme,

Quieto, tan quieto como la tierra seca de las tumbas viejas,

Quisiera poder prescindir del oxígeno como las rocas

Con las que tropiezan los que logran huir de este manicomio que llamo vida…

Esta noche ha venido pedante y regia,

A tomar posesión de lo que cree que es suyo…

El tiempo, mi tiempo, tu tiempo, nuestro tiempo,

El espacio,

La profundidad de mis temores,

La ligereza de mis palabras,

Este templo vacío que es mi pecho,

Y este credo impío que es tu nombre en mis labios…

La noche ha llegado,

Ojalá echase raíces y se volviese eterna,

Ojalá me engullese con sus colmillos de olvido…

Sí, estoy cansado,

Sí, estoy triste…

Y no…ya no quiero dar otro paso más.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Insomnio

La noche es solo un papel de carbón arrugado,
Descolorido en los bordes,
Con manchas blanquecinas y traslúcida,
Que llamamos estrellas, esperanza y sueños…
Reflejando esa luz percudida de la luna,
Avejentada y porosa como los huesos de los muertos que yacen en sus madrigueras
Arropados de tierra y raíces,
Césped y una que otra flor mustia pudriéndose en un florero escueto
Relleno de agua estancada y larvas de zancudo…
La noche me mira con descaro por la abertura de la cortina,
Ve como extraño la paz sobre la almohada vacía,
Mira como en silencio mis labios balbucean rimas, rezos y maldiciones,
Insomnio, 
Haciendo nido en los pliegues de las sábanas y cobijas,
Consumiendo el aire de la habitación en tinieblas, 
Mascando la poca razón que le queda a mis sesos. 


La noche se siente áspera como arena pegoteada sobre la piel húmeda,
Los rencores florecen entre mis uñas y trepan cadenciosos por mis extremidades,
Hasta que el rechinar de los dientes embebidos en cansancio,
Agrietan la serenidad de las horas muertas…
Y me dejo ir entre mis recuerdos más penosos,
Entre mis sueños más grandes,
Sabiéndome un turista repudiado,
Un extraño en mis propias vísceras y rimas…
Anhelos pegajosos de adolescente… no más,
Solo pensamientos enajenados
Los rostros familiares impresos en el reverso de mis párpados,
Unos sonrientes y otros llenos de un horror que bien podría ser vergüenza,
La noche me mira,
Me acusa entre dientes, de pecados que ni siquiera recuerdo, o que quizás no quiero, 
Insomnio…
Mi frente pesa como un costal de piedras y caracolas,
Y voces casi demoníacas susurran en mis oídos.

Inmune,
Si, resistente a los narcóticos, y a las benzodizepinas,
Regias y frívolas se han vuelto mis neuronas…
Aguerridas, como un pueblo exigiendo justicia,
Interrumpiendo el paso de la razón y de la calma,
Apedreando a la insulsa cordura que aún me gobierna…
Insomnio, 
Se siente en la piel y el musculo, 
Perforando, llegando al nervio y luego al hueso, 
Mordisqueando, royendo, engullendo y defecando ,
Bautizándome con vinagre, 
Marcándome como rebaño para ser sacrificado, 
Estoy cansado de dar vueltas en mi cama, 
Yendo y viniendo como olas en un mar infinito, 
Sin encontrar la paz de una playa, 
Sin extinguirme como la tenue luz de esta luna putesca 
Que me observa con malicia por entre las cortinas. 

Mi fuerza se me escurre por las piernas,
Como lluvia,
Llevando consigo la poca alma que queda contenida en este cuero aspero
En este cáliz sanguinolento que llamo cuerpo,
¿Qué me espera?
Sino otra mañana que se sienta como látigo sobre mi espalda,
Como castigo por crímenes que no creo haber cometido,
Y una sonrisa estirando mis mejillas,
Como acto reflejo al golpe sobre las rodillas…
Y mis miradas marrones enrojecidas, y sin disimulo,
Como ojos a los que se les ha extirpado los párpados,
Y siempre están abiertos,
Dejando que la luz se cuele hasta el alma,
Y la calcine como insectos bajo una lupa malintencionada…
Quiero dormir, quiero cerrar los ojos y abrazar el olvido…
Quiero dormir y no puedo. 

It's time

I've lived and loved, I've hugged and kissed, I've done my duty, I've paid my dues, I've erred and also made amendments,...