La sabana blanca será mi cielo esta noche,
Debajo de ella he de
encontrar la paz que por tanto he buscado,
Y allí donde la carne ya está
fría y rígida,
Solo hay un silencio
ensordecedor e intoxicante,
Quieto, pasmado…como pez arrancado
del agua,
Lanzado sobre una orilla de
pasto pálido lamido por el sol de verano,
Quieto, en virtud plena,
Haciéndose más frío con cada
segundo,
Como el mármol donde el cincel
grabará mi nombre…
Entre una sábana blanca y una
reseca lengua metálica
Yace la paz que he buscado
por tanto tiempo,
Es hora de nadar en
corrientes invisibles,
Donde las mariposas no
tienen miedo de acercarse,
Y los insectos entonan
salmos
Anunciando el inicio de tan
esperado momento,
Sí, gocen de mi carne,
Pues ya nadie lo hará…
La tierra ya me ha esperado
suficiente,
Sé que está impaciente,
He de cerrar mis ojos,
Y cuando los vuelva a abrir
sé que todo será claro,
Un campo tapizado por flores
de colores,
Y ríos limpios y eternos…
He de seguir recostado bajo
este blanquecino cielo que es esta sábana,
Y aunque todos mis músculos
se vayan tensando,
No es miedo…
No es pena…
Sólo hay tranquilidad en mi
pecho,
Sólo hay paz en mi garganta,
Y quizás un adiós y un lo
siento en mi aliento.
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