El león del sur nos ha esperado a la puerta de su ciudad,
Como para verificar la honorabilidad de nuestras intenciones,
Y luego nos ha visto atravesar los umbrales de su territorio,
Sin devorarnos al hacerlo,
Hemos conseguido la bendición de este Goliat metálico,
Hemos hecho un alto en la pampa rocosa,
Donde las cruces blancas coronan hectáreas polvorientas,
Y donde los muertos sin nombre silban en nuestros oídos su pesar,
Vemos la historia de la patria, su nacimiento, su pubertad, su desfloramiento,
Su muerte y resurrección…su vida eterna,
Es una historia tortuosa en cámara lenta con miles de soldados ensangrentados
Y pudriéndose en el suelo, esperando que alguien los arrope con tierra…
En la histórica ciudad de Tacna mi piel se encrespa con el terror de luchas pasadas,
Con la desesperanza de futuras guerras,
Con esa sensación mortuoria que exuda el Alto del Alianza,
Me quedo quieto viendo el horizonte celeste como si hubiese un mar flotando,
Hasta que mis nervios no soportan más el lengüeteo verbal de los muertos en pena,
Enrumbo al centro esperando que ningún alma me siga,
Me aferro al brazo de mi novio,
Como quien se aferra a un crucifijo,
El protegerá mi sueño con su calidez epitelial…
Con su amor él me protegerá de la muerte,
O por lo menos me mantendrá tibio en esta noche helada.