Y casi sin querer tu nombre se cuela en mi mente,
Y sin mucho esfuerzo, como cuando uno respira,
Te toco con mis pensamientos,
Que vuelan como el tiempo,
Como el viento que acaricia las palabras del mundo,
Los pensamientos ajenos,
Los continentes que jamás tocaré con los pies desnudos,
No hay nada ya,
No hay anda ya…en mí,
No vuelvo a hablar,
No hay cordura, no hay sensatez, ni siquiera yo mismo,
Se me ha escapado el alma,
Soy solo de aire,
Como el dulce y cálido aliento que se filtra por tus labios cuando hablas,
Sin ti, yo…yo no existo,
Sin ti, yo…yo no soy más nada que aire,
Solo una deuda pendiente en el plan de Dios,
Sólo un arrullo que disimula miedos en una canción de cuna,
Te extraño, te necesito pero no quiero hacerlo,
Intento resistirme a la tortura de pensarte,
Y nuevamente te me cuelas en la mente,
Tu nombre oscila en mi mente como con luces de neón…te extraño,
Con el dolor más insidioso tengo que aceptar que te sigo amando…
Sí, lo dije, te sigo amando,
He mordido mis labios hasta sangrar para no pronunciar esas palabras,
Pero me rindo…te amo,
Y es que amarte es un acto reflejo, es involuntario como respirar.
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