La noche del come almas ha iniciado,
Se estira maliciosamente con esa burlona sonrisa ganadora,
Va dando un bocado aquí, un bocado allá,
Debo aceptarlo…hacerle frente es iluso,
Resistir en la esperanza de la salvación es estúpido,
Me estoy muriendo,
Se me está agotando la vida,
Como el tiempo marcado con un hilo descendente de arena,
Lo admito, le tengo miedo al desmoronarme en plena batalla,
Sé que perderé,
Sé que me destripará mientras el mundo me mira y se ríe de mí,
La marca rosa revelará la vergüenza y la sentencia…
Tengo miedo, pero también los huevos bien puestos y he de luchar,
Intoxicaré mi cuerpo y al residente maldito al mismo tiempo;
Las drogas carcomen la presencia fantasma que me fagocita desde dentro,
Pero también me debilita,
Me marea, me llena de sensaciones nauseabundas,
Que se hilan con dolores de cabeza y sueños eróticos,
Es un rosario catatónico de lisuras con acento inglés,
Y versos que me rasgan la piel con culpa, con odio, con un macramé de emociones,
Lloro con la cabeza hacia atrás, colgando de la cama,
Para que las lágrimas se pierdan en mis cabellos,
Trato de disimular a más no poder la angustia,
Pero ya no aguanto,
La noche del virus estás bostezando
Y en su garganta me estoy resbalando,
Me digerirá con paciencia,
Mientras se agudiza el dolor de mi alma y la soledad de esta plaga,
La noche del virus empieza aquí y ahora, y hasta que la muerte me reclame, amén!
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