Mis pensamientos caen nuevamente heridos
A llenar tumbas sin nombres en el cementerio que es mi mente,
Lúgubre y de llantos que resquebrajan el cielo más terso,
Cenizas…
Todo huele como a polvora
(a semen viejo),
Sólo eso queda de lo nuestro,
Un corazón con tajos como para anticuchos,
En retrospectiva un murmuro de eyaculaciones a veces alegres, otras violentas,
Lo nuestro se resume en una guerra
Entre mi entrega incondicional y tu pendejada extrema…
Y al final quede pisoteado y con evidentes huellas de destrucción,
Silencioso como vapor que se disipa al pasar el día,
La inquietud malévola de tu entrepierna ha dejado sólo destrucción entre las mías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario