He aprendido a disimular que no duele,
Que estoy atento al mundo,
Aun cuando a veces siento mi cabeza como olas del mar,
Yendo y viniendo,
Rompiendo la escueta cordura que me queda
Como azotándola contra la costa,
He aprendido a disimular que puedo mantenerme en pie,
Aun cuan mis rodillas tiritan como hojas secas apunto de desprenderse,
Mi sonrisa es un antifaz dibujado con delicadeza,
Mi mirada risueña es solo un disfraz que me quito cuando llego a casa,
Donde puedo derrumbarme como una torre de naipes soplada sin recato
alguno,
He aprendido a disimular ante el mundo,
Pero duele, arde, quema…
Me siento atado a una estaca con llamas traslucidas,
Amarrado a una cruz con pesas pendiendo de mis extremidades,
Y aun así me niego a dejar que mis ojos se agüen y el llanto me ahogue,
Me abrazo a mi mismo con compasión y con cariño extremo,
Como consolando a un niño,
Y procuro convencerme que todo estará bien,
Que el dolor se cansará de lamerme como una herida abierta,
Que pronto mi piel se curtirá como el cuero viejo,
Y que nada de esto importará,
Que mañana seguiré caminando con holgura,
Que mañana podré respirar sin invocar a la muerte
Sin rogar que esta se filtre como aire en mis pulmones,
Y me haga estallar, que termine por intoxicar toda la sangre,
Y entonces me pudra como un fruto demasiado maduro,
Y en lugar de albergar rimas,
Pueda nutrir gusanos…
He aprendido a disimular que mi corazón está sereno,
Aun cuando parece que lo estrujasen como una esponja mojada,
Procurando dejarlo yermo…
He aprendido a apoyarme en las paredes con disimulo,
Como una hoja enclenque buscando soporte,
Para no caerme,
Cuando el piso ondula sinuoso aun estando estoico,
He aprendido a disimular tan bien que hasta tú lo crees,
He aprendido a disimular de tal manera que pienses que solo estoy
cansado,
Que tengo sueño,
Que necesito un fin de semana más largo,
O una caricia lasciva en la espalda,
He aprendido a pretender que mañana será un mejor día,
Que eventualmente despertaré de esta pesadilla,
Pero muy en el fondo sé que eso nunca sucederá…
Aun así disimulo,
Pues he aprendido a disimular tan bien que hasta tú lo crees,
Y seguiré disimulando…así no te lastimo.
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