Y saboreo el dolor con paciencia y resignación,
Sus pinchazos como clavos en mis huesos,
Sus arañazos paralizantes en mis músculos,
Sus mordiscos como grapas oxidadas en los nervios,
Sus lengüetazos ásperos en la planta de los pies,
Sus gruñidos como presagios de una noche eterna,
Hoy saboreo el dolor con que se me ha ungido,
Y le niego mis lágrimas,
Mis rencores y mis gritos ahogados,
Hoy abrazo ese dolor mientras atoro mi garganta con opioides,
Y relleno mis venas con calmantes sintéticos,
Sorbo un poco de té,
Cierro las cortinas,
Y dejó que la noche vaya comiéndose bocado a bocado,
La soledad de mi alma,
Los minutos de agonía,
Las falsas esperanzas cuyos brotes insipientes,
Hoy se marchitan como césped descuidado...
Hoy abrazo ese dolor sabiéndolo parte de mi historia,
Hilos de mis versos,
Sabor de mi saliva...
Hoy abrazo mi dolor y con el me acurruco en esta fría noche de julio.
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