Sospecho que tu
tranquilidad antecede una gran tormenta,
Sospecho que tu
sonrisa pía, esconde una feroz mandíbula,
Una lengua viperina,
unas ganas histéricas de reclamarme tantas faltas,
Tantas mentiras,
tantos engaños,
Sospecho que sólo
estás esperando el momento justo para increparme mi infidelidad,
Sospecho que tienes
planes cuasi macabros para desarticular mis caretas,
Y me inquieta ver a
donde llegaremos,
Me pica la curiosidad
suicida de verte despotricar en insultos,
Que me maltrates
verbalmente, que me humilles,
Quizás esa ha sido la
intención primigenia de toda mi deslealtad…
Me trataste demasiado
bien,
Y el niño malcriado e
hijo de un padre alcohólico y abusivo que hay en mí,
Necesitaba que tú
continuases con ese linaje de vejaciones…
Perdóname por no guardarme
sólo para ti,
Perdona mi recurrente
falsedad…es que nunca aprendía a amar!
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