Las culpas golpean como tambores en pie de
guerra,
A través de puertas, a través de ventanas se
cuela la miseria,
El fantasma del olvido me acecha,
Su fuerza indómita me hace tiritar,
Parezco una iglesia solemne en la cual mis versos
se congregan,
Y se abrazan con fe esperando sobrevivir el
holocausto una vez más…
Parezco un colegio de infantes durante un
terremoto,
Donde el pánico se expande como pólvora,
Pero mi conciencia más romántica se impone
autoritaria brindando consuelo,
Esta falsa sensación de paz es inquietante,
Soy como el novio que espera paciente al final
del pasadizo
A su novia que camina con holgura,
Esperando por besarla para sellar el pacto
divino,
Mientras a lo lejos antorchas y horquetas
enardecidas se elevan al cielo, amenazantes,
No queda mucho tiempo tiene que besarla antes
que ellos lleguen,
No queda mucho tiempo, tengo que besarte antes
de que te vayas,
Antes que te des cuenta que ya amaneció y que
tienes que regresar a tu casa,
No quiero quedarme solo, no quiero otro
desayuno para uno,
No quiero otra vez pasearme desnudo sin nadie
que me mire,
Voy a besarte como si fuese la última vez,
Con ese ahínco de
tiempos de cólera y de guerra,
Voy a besarte con
ese entusiasmo pueril de los hijos de los granjeros
Jugando con la
cebada recién cegada…
Voy a besarte y nada
podrá impedirlo, ni este miedo intenso,
Ni la seguridad de
saber que sólo eres uno más…uno más,
Aun cuando quisiera
que fueses el único, pero eso depende sólo de ti, sólo de ti!
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