Opongo tanta resistencia como
el césped al viento,
Abandonado al designio de
tus caricias,
Así me tienes, siempre dispuesto,
Suspirando cuando te acercas
a mi piel desnuda,
Cuando tu calor invade mi
atmosfera
Y mis mejillas se vuelven
rojas como hojas en otoño,
Mis labios tiritan nerviosos
Como flores marchitas que
pronto se precipitaran al olvido,
Siento tus labios buscando
mi cuello como vampiro ansioso,
Y entonces mis piernas
parecen fallar tanto o más que mi cordura,
Invado el viento con tu
nombre santo,
Dibujado con mi aliento
tibio y extasiado,
Mis manos se posan como
mariposas sobre tus hombres,
Con cierta gracia ingenua,
Y la levedad del ser me
consume por completo,
Siento que la gravedad de la
tierra me arrastra de los tobillos,
Pero tus brazos enroscados
como vid en mi cintura me mantienen en este plano,
Suspiro mientras tus dedos reptan
a hemisferios diferentes,
Unos dibujan surcos en mi
espalda de luna de invierno,
Otros halan mi pierna para
enroscarla alrededor de tus caderas,
Entonces solo se oyen mis
gemidos ahogados por tus labios,
Tu respiración agita aún más
la mía,
Mis versos se evaporan como
versos caducos,
Y mientras nos precipitamos
como lluvia sobre el lecho frio y liso,
Me declaro completamente
tuyo,
Si soy tuyo y lo sabes,
Te pertenezco y lo sabes,
Soy tuyo y siempre lo he
sido,
E indudablemente siempre lo seré.
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