Este pueblo se ha
vuelto un manojo de nervios,
Una horda de mojigatos
sombríos,
Parados a ambos lados
de la carretera
Han sumergido a este
mundo en un mutismo violento y ensordecedor,
Que me atosiga, me
inunda los oídos
Parecen retoños
maltrechos de la misma muerte,
Como sacerdotes
siameses caminan de dos en dos,
Con sus sotanas largas
y negras como la noche misma
Y en su pecho destella
una esvástica cual luna romántica;
Van acechando
contorsionándose en el viento,
Con un gesto regio de indignación,
Su estreches de mente
ha remojado la mente de los jóvenes en odio,
Como quien remoja la
hostia en el cáliz antes de la comunión,
Mi ser tan colorido
les agrede la visita,
Mi ser tan de
primavera desentona en sus otoños,
Pero, que chucha…jódanse,
No dejaré de ser
queer,
No dejaré de sonreír
tan solo para complacerlos,
Los veo armando sus
bocas con insultos crueles,
Los veo contrayendo
sus puños,
Arrojen sus piedras,
insúltenme, llámenme puto,
Con eso jamás podrán
lastimarme…
Es más, me verán
sonreír…véanme feliz,
Que les arda hasta el
ano,
(Como si les hicieran
fisting con Vic-vaporub en lugar de love-lub)
Mi felicidad será la
afrenta más fuerte a su amargura genética,
Soy gay y soy ser
humano,
Igual que ellos y al
mismo tiempo diferente…
Ellos odian…y yo, yo
amo,
No es sólo lujuria, yo
también amo!