Estoy aquí quieto y
acurrucado,
En un rincón oscuro de
la casa
Desarticulado
emocionalmente,
Con el alma
desencajada,
Como cuando el amor se
ha consumido,
Y el candente arrebato
de la pelvis
Ha cedido ante una
jauría de orgasmos,
Que han masticado sus
ímpetus más enhiestos,
Heme aquí en un rincón
solitario,
Pensándote,
pensándome,
Tratando de descifrar
la ecuación de nuestro amor,
La suma de mis afectos
y mis mimos,
La multiplicación de
tus vicios,
La división de los
placeres,
Estoy aquí sumido en un
pensamiento magullado,
Sé que te amo, y lo he
dicho
Lo he sugerido,
susurrado, gemido y hasta gritado,
Pero tú no has dicho
nada,
Siempre es lo mismo,
Me oyes con la
atención atónita de un animal disecado,
Y en un silencio
ensordecedor,
Me embistes con más
fuerza para que pierda el endeble control de mi voz,
Y luego utilizas tus
labios como una camisa de fuerza para los míos,
Sofocas mis “te amo”,
Y mi corazón se
asfixia al saber que nunca me dirás lo mismo!
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