Llegaste para levantar
mi quijada tímida,
Llegaste para besarme
y decirme que soy hermoso,
Que mis ojos son
sinceros,
Que mis curvas son
como un poema de Neruda,
Que enamoran y no las puedes
sacar de la mente…
Que mis gemidos son
como un rosario,
Que se recitan con
vehemencia pía,
Y que mis manos aunque
toscas son perfectas,
Para hacer que tu piel
cante si la toco,
Llegaste para hacerme
sentir libre,
Para soplar mis miedos
al olvido,
Para ayudarme a
encontrar el camino de ladrillos amarillos,
Los jardines de
amapolas…
Llegaste para dibujar
esa sonrisa inquebrantable que hoy luzco,
Esa seguridad que
ostento,
Llegaste para sanar
las heridas de mi alma,
Ensamblar los pedazos
de mi ser con tus manos,
Y hacerme sentir feliz
en esta piel que después de tanto tiempo,
Podría afirma que es
tan tuya como mía…
Llegaste, me miraste,
me besaste y me hiciste sentir hermoso,
Y desde ese entonces
fui tuyo,
Y siempre lo seré.
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