Tócame como se toca a
un amante pasajero,
A un amor nuevo…
Con premura, en
silencio,
Procurando memorizar
cada milímetro de su cuerpo,
Con manos lascivas,
Con esa urgencia de
disipar la mente con una sinfonía de gemidos,
Tócame como se toca un
objeto robado,
Con codiciosa exudando
en cada latido…
Devórame como la presa
que se ofrece generosa al fuego de tu urgencia,
A tu voracidad
enhiesta…
Respira sobre mis
hombros, deja que tu aliento ruede sobre ellos,
Que me estremezca con
el silencio entrecortado por tu barba,
Rasgando la poca
entereza de espíritu que queda en mi piel…
- En esta piel que se
proclama tuya…ahora y siempre -
Tócame rápido y sin
miramientos,
Como si el tiempo se
estuviese consumiendo más rápido que el oxígeno,
Entre estos jadeos que
se vuelven vapor en esta habitación que es nuestro templo,
Tócame como se toca
algo que siempre te ha pertenecido,
Con maestría, con tu
habitual ruda firmeza,
Con esa constancia
cálida de vaivenes sincopados que me enajenan,
Garabatea mi espalda
con tus uñas recortadas,
Que yo haré lo mismo
con las mías…dibujaré mi nombre en ella,
Esta noche fundaré
nuestra nación en esta cama,
Mis piernas serán el
credo, las tuyas serán el sacramento,
Tócame como si fuese
la primera vez de estos doce años juntos…
Tócame y jamás dejes
de hacerlo…
Créeme nadie nos oye,
Tócame, consúmeme por
completo,
Tócame sin duda alguna, mientras la ciudad yace dormida plácidamente.
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