Bajo esta luz tenue voy a llorar sin reparo,
Dejaré que mis ojos se ahoguen en su propio
jugo,
Morderé cada sílaba de tu nombre,
Sin temor alguno a desgarrar mis labios
durante la tortuosa faena,
Y luego maldeciré este amor tan sincero como
epitelial…
Te extraño, te necesito,
Te anhelo con cada milímetro de mi piel,
Soy como un verso incompleto al que le faltan
tus gemidos
Para ser siquiera medianamente sustancioso,
Y logre cautivar la atención de algún incauto
que se apiade y me lea,
Con los dedos, con los labios, con la lengua,
con el alma misma…
Extraño esa complicidad de nuestras miradas,
El silencio abrazador de tus manos reptando
sobre mis piernas,
Extraño tus labios amordazando los míos,
Evitando que la noche pétrea se descascare con
mis gemidos,
Te amé, te lo mostré, y hasta te lo juré,
Pero poco o nada te importó…
Me dejaste a que hiciese malabares para
abrazarme a mí mismo,
Acurrucándome en el frio de unas sábanas
arrugadas,
Donde tu piel toda desfilo como en pasarela…
Ahora me tengo sólo a mí, a mi vacío…a mi
remordimiento,
A este amor no correspondido…
Ahora tengo que aprender a sobrevivir sabiéndome
por siempre tuyo…
Y al mismo tiempo sabiendo que tú ya no eres mío.
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