Aquí estoy
saboreando lo agrio de esta oscuridad humedecida por mi llanto,
Con velas
encendidas de llama enclenque como mi alma,
Temblorosa como mi
mano al coger los cuchillos y fijar mi mirada sobre mis muñecas
Cada mañana desde
que no estás aquí…
Heme aquí sentado
en la sala donde tus recuerdos se desprenden lentamente de las paredes
Como pintura
humedecida y mohosa,
Arrancada con
precisión quirúrgica por el tiempo y la pena,
Aquí estoy con las
manos sobre el tablero de roble una vez tallado por mi abuelo,
Recorriendo las
letras con mis dedos desnudos,
Con temor de usar
una copa e invocarte,
El sólo hecho de
que me contestes me reconfortaría y me dolería en las entrañas al mismo tiempo,
El sólo hecho de
saber que aun vagas en este mundo sin haber logrado el descanso eterno
Me lastima por
dentro, como una pena hecha bola y envuelta en pues
Tratando de
abrirse paso desde mi estómago hasta mi boca…
Me da miedo el
saber que mi debilidad te mantiene atado a este plano,
Que he sido el
causante de que el puente se quiebre
Y que te hayas
tenido que filtrar en las paredes para susurrarme a diario,
Que estás conmigo,
Que el dolor
pasará…
Que debo de
recordar lo bueno que tuvimos,
Que me aleje de
los objetos filosos de la cocina,
Que abra las
cortinas, que coma aunque sea un mendrugo de pan rancio hacinado en la alacena,
Mis labios se
resisten a liberar las palabras que confirmarán mi sospecha,
Y la parte más
egoísta de mi ser pugna por que lo haga,
Exige que te
conjure en esta noche de luna llena,
Demanda tu presencia,
Aunque solo sea un
eco,
Aunque solo sea
una brisa fantasmagórica entre mis dedos,
Mientras desliza
la copa sobre el SI del tablero,
Y luego deletrea
nuestra palabra clave…
Me da miedo el
aprisionarte para siempre en este mundo en el que ya no tienes cuerpo,
En el que tu voz
carece de voto,
En este mundo que
te vio marchitarte y morir, y a mí me obligo a observar dicha escena,
Te extraño, te
necesito, quisiera sentir tu aliento despertándome a media noche
Para hacerme el
amor, pero debo dejarte ir, dejarte libre…
Dejaré que las
velas se consuman lentamente,
Y que mis lágrimas
todas caigan sobre la madera y la pudran,
Veré como la
pintura se difumina hasta ser solo un recuerdo borroso,
Y luego me iré a
dormir…
A soñar nuevamente
contigo,
Allí siempre
estarás feliz, allí siempre estaremos juntos,
Hasta que llegue
el momento de volvernos a tocar,
Hasta que llegue
el momento en el que besarnos sea nuestro único pasatiempo,
Adiós….
Barreré la sal del
círculo,
Y con cada
movimiento de este a oeste
Susurraré tu
nombre,
Quizás lo oigas
desde aquel rinconcito del cielo en que me esperas.
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