Y yace en el suelo
inerte mi corazón,
Cual marioneta
garabateada por el tiempo inmisericorde,
Acumulando polvo,
despidiéndose de sus memorias,
Mirando de reojo con
la mirada desencajada,
Como pasan los días,
Como cambia el día su
atuendo de radiante a grisáceo,
Esperando que lo
recoja y lo abrace,
Que lo vuelva a la
vida,
Que lo acoja en este
hoyo que es mi corazón
Y lo deje hacer lo que
le plazca,
Para así sonreír
nuevamente con esa dulzura que me caracterizaba,
Y a mirar por entre la
lluvia,
Los colores vivos de
la luz quebrándose al impactar con las flores,
Yace allí mi ánimo,
Como un adorno
tridimensional sobre las baldosas frías,
Desorientado por los
golpes propinados por tu adiós,
Esperando una muerte
lenta,
Y yo aquí sosegado,
sin sentimientos, seco como la arena,
Me miro sin ver más
nada que un rompecabezas incompleto,
Y no me importa….es
más a veces prefiero esta levedad del ser,
El sentirme superfluo
e intangible,
No quiero volver a
enamorarme, mucho menos recordarte…
Sólo quiero que me
toquen otras manos además de las mías,
Con igual o mayor lascivia,
Quiero que me laman el
cuerpo como saboreando la rancia alma que albergo,
Quiero que me usen
para su deleite,
Y cuando estén encandilados
y se pongan románticos,
Quiero estrujar sus
corazones como copos de algodón,
Apretujar sus
sentimientos hasta que se desintegren como un trozo de tiza,
Y reírme burlonamente
tratando de imitar el sonido de tu ultima risa,
Y vanagloriarme con la
desesperación de otros,
Quiero ser un maldito
bastardo, e ir rompiendo corazones a mi paso,
Jurando un amor que
jamás volveré a sentir,
Y ver como mi corazón
se retuerce en el suelo y vomita sangre,
Y va lentamente
arrugándose como pasa…
Me lastimaste y ahora
verás lo cruel que puedo llegar a ser.
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