El humo del incienso juguetea en
el aire,
Va dibujando flores diversas,
Luego se corrompe como el yo más
ingenuo,
Y se vuelve serpientes etéreas
engullidas por el cielo,
Que se cuelan como el viento en
el bansuri de bambú,
Cuarteado con el tiempo,
Corrupto como tú…
Quisiera estar en paz, olvidarme
de ti, de nosotros,
Pero vienes como las estaciones y
me tocas con malicia,
Vienes y me enamoras una vez más,
Vienes y te cuelas en mi mente
como una melodía seductora,
Como el calor por estas ventanas
abiertas,
Como el aroma a sal que despide
el mar que me arrulla cada noche,
Quisiera poder olvidarte,
Apartarme…
Cerrarte la puerta, mi corazón y
mis piernas,
Pero no puedo,
Me haces vibrar como campanas de
viento,
Como un cuenco tibetano,
Quisiera apartarme…
Pero soy débil ante el embrujo de
tus ojos,
Ante el veneno delicioso de tus
labios,
Soy débil ante la maldición
gitana de los vaivenes de tus caderas,
No importa si este amor tuyo es
mezquino,
O si este afecto es depresivo y
lacerante,
No puedo apartarme…
No puedo, no quiero, no puedo,
Así que sigue tocándome sólo
cuando estés con ánimo,
Así que sigue poseyéndome cada
que pelees con el dueño de tu nombre.
Con el que escogiste para
compartir tu lecho,
A mí siempre me tendrás cuando él
no desee ser amado.
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