Oye como mi corazón late,
Con suaves latidos
Como un tambor envejecido,
Como si el invierno hubiese
cuarteado el cuero,
Como un canto ritual a la medianoche,
Como una pira funeraria extinguiéndose,
Como el ulular de un búho asustado…
Oye como mis piernas gimotean
penas antiguas,
Como se estremecen con angustías
mundanas,
Como tiemblan mis rodillas
Cansadas por llevar a cuestas
tantos pecados,
Oye como mis brazos se deslizan
en el viento,
Como rimas tímidas,
Como el sol de otoño entre las
hojas resecas
Del roble, del pino y del olmo,
Como acordes desafinados de un
violin viejo…
Oye como confieso que soy tuyo,
Que no concibo respirar otro aire
que no sea el tuyo,
Que no me veo caminando en esta
vida…sin sujetar tu mano,
Sin voltear a un lado y saber que
estás a mi lado,
Oye como confieso que soy tuyo,
Que aun después de tantos años,
Me parecen encantadores tus ojos
caramelo,
Con esa veta verdosa como el
prado más fresco,
Oye como confieso que te amo,
Y que aún después de tantos años,
E gusta derretirme en tus dedos,
Enredarme como hilo travieso
entre tus piernas,
Que me gusta acariciar tu piel
toda,
Garabatearla con mis labios,
Como se garabatea una hoja
dibujando corazoncitos…
Oye como me confieso tuyo,
Como la intención pura de un
rezo,
Como la melodía de una canción
sin tiempo y sin espacio,
Oye como confieso que te amo,
Ayer, hoy y siempre
Y hasta que la vida me abandone
Con la misma sutileza que mi
cordura…
Ven, oye esta confesión que es un
salmo,
Este: te amo, que es un poema
entero,
Este: soy tuyo, que es sincero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario