Yerma…así está mi mente…
Las rimas se han secado en el
invierno de los años,
Las doncellas que cantaban a la
luna llena,
Y le dedicaban rimas a la diosa,
Son hoy día todas una viejas
achacosas,
Y ahora solo susurra canticos
fúnebres,
Un salmo que sabe a nieve,
Un llanto asolapado que sabe a
final anticipado,
Una confesión de todos los
pecados,
Un ruego por el perdón de los
mismos,
Yerma…así está mi alma,
Desolada, adolorida, enclenque sosteniéndose
a duras penas,
Aferrándose obstinadamente a esa
sonrisa que un día tuve,
Y hoy se desprende como pintura
mohosa
De las paredes de esta casa que
es mi cuerpo,
Yerma…así está mi vida,
Como un haiku sin alma,
Resignada a lo que venga,
Como quien grita pidiendo auxilio
sabiendo que nadie oye,
Que nadie responderá…
Yermo…
Así está mi destino,
Ya nada tiene sentido,
Solo el dolor que se siente como
clavos en un muñeco vudú,
Solo el ardor que se siente como
azotes esclavistas,
Solo la penuria como de huesos
raídos,
Solo el deseo de una muerte…
Yermo…
Así se siente mi destino,
Ya nada tiene sentido,
Así que dulce muerte…ven que te espero…
Con los brazos abiertos y sin resentimiento,
El reloj suena pausadamente cucú,
cucú, cucú,
Y mi corazón suspira: ya no puedo
más.
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