En mis manos te sientes fría y
vacía,
Serena como el mar a la
medianoche,
En mis manos has de rebelar tus
misterios,
Como mis rimas, como mis
hechizos,
En mis manos mostrarás la
respuesta a mis preguntas,
Y tus imágenes escuetas,
Tus mensajes crípticos,
Deformes como las nubes de un
cielo tímido,
He de descifrar, he de leer con
mis ojos café,
He de encontrar a quién estoy
buscando,
Oh mi pequeña esfera traslucida
Como la mirada pura de los
unicornios,
En esta hora rota,
En esta plegaria sacra,
Invoco a los espíritus a soplar
sus murmuros,
Y que estos se arremolinen en tu
centro,
Deja que la verdad se dibuje en
tu ser más íntimo,
Deja que fluyan en este mundo,
Las voces del otro,
Que se asomen como colas de
sirenas,
Bajo el reflejo escueto de la
luna,
Oh mi bola de cristal,
Como perla resplandeciente,
Como el corazón de un hada
arrancado en un eclipse,
Responde a mi voz quejumbrosa,
Muéstrame lo que tanto anhelo,
Muestra los secretos que te
fueron confiados por los dioses antiguos,
Por los chasquidos del fuego que
te dieron forma,
Revela ante mi dónde se encuentra
a quien busco,
Dónde yace escondido la razón de
mis latidos,
Lo extraño,
Lo extraño…
Oh mi hermosa bola de cristal,
Resplandece púrpura e
incandescente,
Como el alma de un muerto fresco,
Y dibuja su rostro y dime si aún
piensa en mí…en nosotros,
Dime si aún recuerda mi nombre
Con la firmeza de su ingle,
Con la dulzura de sus labios,
Dime dónde lo encuentro…
Dímelo ya.
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