Si me ves sonriendo es porque te encontré la felicidad,
Dentro de mí y ahora puedo compartirla contigo,
Así que ven y bésame,
Hazme un sitio entre tu piel y tu alma,
Déjame reinar en tu corazón como tú en el mío,
Se la melodía de mis rimas,
Camina conmigo en este sendero chueco y destartalado que
es la vida,
Juguetea con mi cabello,
Acaricia mi cuello,
Ve tu reflejo en mi mirada,
Mira como se dibuja tu ser todo en ella,
Como fuente de los deseos,
Como espejo que revela cuanto te amo,
Si me ves sonriendo es porque soy dichoso,
Así que no dudes en tocarme,
No dudes en acariciarme
Suave, lento, pausado como un bolero,
Acércate a las orillas de mi cuerpo
Y piérdete explorando la geografía epitelial de mi ser
todo,
Dibuja tu nombre con tus dedos en mi pecho en mi espalda,
Dame esa tibieza de tus besos,
Y te los devolveré hechos flor,
Veme, tócame, di mi nombre,
Con esa dulzura innata de tu voz,
Soy feliz conmigo mismo,
Y por eso me puedo entregar como hostia,
Sin miedo, sin remordimiento alguno,
Sabiéndome libre y al mismo tiempo sólo tuyo,
Sabiéndote libre y al mismo tiempo sólo mío,
Nos escogimos el uno al otro,
Y así juntitos los dos,
En un rinconcito cerca de Dios,
Nos escogeremos mutuamente día con día,
Y nos volveremos ese cuento de hadas que muchos han
soñado.
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