Déjame mostrarte el horizonte,
El pedacito de cielo que he tejido para ambos,
Si me sigues, te mostraré…
Donde se encuentra tu nombre escrito en mi corazón y mi
cuerpo,
Como tallado con memorias hermosas,
Con batallas que hemos vencido juntos,
Ven y toma mi mano,
Vayámonos a donde el bosque se despeja de árboles y la
luna es visible,
Allí donde las penas se han vuelto estatuas de sal, las
cuales golpearemos,
Y se desintegrarán y se las llevará el viento del olvido,
Ven y toma mi mano,
Caminemos juntos con los dedos enredados como el destino,
Sígueme que conozco el camino al río más fresco,
Allí nadaremos y nuestras dudas se ahogarán en la
corriente certera,
En saber que somos el uno del otro,
Ven y toma mi mano,
Hazlo como lo has hecho estos diecisiete años,
Aventurémonos en la noche más negra,
Pues nada puede lastimarnos,
Mientras nos mantengamos arropados en la piel del otro,
Y la promesa que hicimos a nuestras deidades,
Ven y caminemos juntos,
Que el calor de nuestras caricias encienda el fuego del
hogar eterno,
Y nos cobije con calma y sosiego ahora y siempre,
Sobre todo en los inviernos,
Sobre todo cuando los cuerpos se hagan viejos,
El café de mis cabellos se torne perla,
Y el verde de tus ojos se opaque,
Ven y caminemos juntos,
Siempre, hasta el fin de nuestros días e incluso mucho
después de eso.
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