Las ventanas de par en par, como el cielo mismo ante las almas
viajeras,
Las puertas de par en par, como los brazos a los abuelos que vienen de
visita,
La escoba recorriendo el suelo de norte a sur y de este a oeste,
El polvo se ha ido en el viento como se va la tristeza con el tiempo,
El agua de la fuente corriendo libre,
Para que sus gotas choquen y salpiquen alborotadas,
Hoy recibo la vida con una sonrisa,
Hago una venia con reverencia,
Y dejo que el sol entre a hurtadillas a cada rincón de la casa,
Y me detengo a oír como se abren los capullos de mariposas,
Como las flores brotan mientras me deslizo sobre sus baldosas de
arcilla del jardín,
Mis pasos desnudos llevan el incienso a cada habitación,
Y dejan que el humo se arremoline en el aire…
Todo huele a azucenas y rosas…
La casa se siente ligera como flores de algodón abriéndose,
Y es que ellos por fin se han ido,
Por fin han partido,
Ya no se oyen sus murmullos en los muros,
Ya no se sienten sus pasos crujiendo sobre los escalones de la escalera,
Ya no se sientes sus uñas sobre los espejos,
Todo está en paz, como mis piernas desnudas,
El viento ya no aúlla,
Las marcas de dedos sobre los muebles empolvados se han desvanecido por
completo…
Ahora estoy tranquilo como el cielo claro de verano,
Limpio como el cuarzo rosa recién pulido,
Fresco como lluvia escurriéndose sobre el por las hojas acorazonadas de
las peperonias,
Y aquí estoy yo, sin miedos, sin dudas,
Encendiendo velas verdes y blancas,
Sintiendo como mi alma se balancea con ligereza como la llama encendida
de las mechas,
Sintiéndome tuyo pero sin yugo alguno,
Sintiéndome tuyo pero sin perderme a mí mismo,
Ahora podemos recostarnos en el césped, bañarnos de luna,
Que Selena, Artemisa y Diana nos bendigan en esta noche clara,
En esta luna de la liebre…
No más fantasmas,
No más demonios rasgando mis cobijas,
No más noches consumidas en llanto,
Bienvenido seas…quédate en mi,
Y yo me quedaré en ti…siempre juntos…
Bendito seas.
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