¿Y por qué ya no sueño más?
Pues no hay sentido en hacerlo,
No hay razón en abstraerme,
No hay sentido en cerrar mis ojos,
En fantasear con otros mundos,
No hay motivo para salir volando de mi cuerpo,
Desprenderme de lo mundano de la carne,
Y pender de mi cuerpo con un hilo plateado,
Como ancla sobre mi cama,
No tengo motivos para seguir soñando,
Pues estás a mi lado,
Y entonces todo está en calma,
Todo es como debió de haber sido siempre,
Todo es sereno como el cielo de primavera,
Todo es gentil como el césped fresco,
Todo es bello como las suculentas dando flores aun en tiempos de
sequía,
Sí, como ellas, en tiempos donde todo era difícil, y árido,
Nos mantuvimos fuertes, echamos raíces y florecimos,
¿Y preguntas por qué ya no rezo más?
Y si lo hago, lo hago con mis dedos deslizándose sobre tu cuerpo,
Repasando tu cuerpo como letanías, como salmos,
Como el credo más sacro,
Oh si, aún creo en la magia,
En esa que sana, en esa que purifica, en esa que sosiega,
Y la encontré en tus manos benditas,
En tus labios sinceros,
En tus brazos tibios como el capullo de las mariposas,
Sí, he crecido, he cambiado,
Ahora sonrío sin recato alguno,
Ahora amo sin miedo,
Y te lo debo a ti…
Y si me preguntas
¿Por qué ya no sueño más?
¿O por qué ya no rezo más?
Pues si lo hago, solo de manera distinta,
Sueño con esas noches frías bebiendo té de hibisco y cereza en el sofá,
Acurrucándonos con una manta tejida a mano,
Disfrutando de nuestros silencios,
De nuestros suspiros,
De nuestras sonrisas compartidas,
Sueño con despertarme siempre con un beso tuyo,
Con tus dedos dibujando un te amo en mi espalda,
Sueño con que sigamos siendo solos tú y yo,
El cielo y el tiempo,
Y rezo porque ese tiempo sea suficiente.
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