Tus palabras hieren como balas,
Tus miradas se clavan como dagas,
Mi fe y mi esperanza se quiebran como ventanas,
Caen como pedazos de vidrio al fondo de mi alma,
Como cortan profundo,
Como rasgan, como matan lentamente,
Y me arrodillo a pedirte perdón, pero parece insulso,
Parece inútil siquiera intentarlo,
No ves que mis lágrimas se arrastran por mis mejillas,
Que la tristeza me maneja como a una marioneta,
No me ves herido por tu desprecio,
Desangrándome con cierta premura,
¿Por qué tienes que ser tan duro conmigo?
Yo nunca te falle,
Porque le prendes fuego a mis rimas,
A los dulces recuerdos juntos,
Porque despedazas mis ruegos con tu voz iracunda,
¿Por qué no confías en mi?
Acaso no me he entregado por completo,
Acaso tu nombre no se volvió mi credo,
Acaso mis caderas no fueron una nación para tus manos,
Acaso no me he entregado por completo,
¿Por qué crees más en otros que en mi?
No te he probado que soy sincero
Que mis piernas alguna vez te fueron mezquinas,
Así que dime
¿Por qué tus palabras hoy son tan afiladas?
¿Por qué hoy me hablas con repudio?
¿Por qué tus labios huyen de los míos?
Acaso no entiendes que no quiero estar en ningún otro lado,
Si no es contigo,
Sólo quiero estar contigo…
Así que mírame,
Ve la verdad que yace lánguida y escurriendo sobre mi piel toda,
Estoy limpio,
No hay mentiras,
Soy tuyo desde el primer beso,
Y siempre lo seré…siempre tuyo…siempre…siempre.
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