Ven que mis piernas son un continente indisoluble,
Mis manos son pulsos magnéticos,
Y mis pensamientos una maquinaria aceitada de versos,
De frases ácidas y de alucinaciones pornográficas,
La manera con que vivo es una carrera contra el tiempo,
Enérgica como la de las cebras
Y monumentalmente grácil como la de los hipopótamos
Revolcándose en el fango,
Con paciencia masticada,
Con iracunda felicidad,
Con el amor-castigo con que se enfrenta la vida del desahuciado,
Pienso en Dios, pienso en la realidad tan perra que me ha tocado vivir,
Luego inevitablemente me colmo de pensamientos que llevan tu nombre,
Y termino con todos mis pensamientos,
Unidos como cimientos de una sola ciudad sacra,
Con los brazos enrollados alrededor de los cuellos de sus compañeros,
Como una ronda de alcohólicos anónimos
A los que los diez pasos les llegó al huevo,
Y ahora están maquinando como penetrarse todos al mismo tiempo,
Ven
Ven que estoy desnudo, limpio y exudando libido.