Hogar

Pueden decir que el alma es inmensa,
Un pedacito del Creador,
Un suspiro tartamudo del universo,
Pero, la mía no lo es,
La mía cabe en tus manos tibias,
Y es que cada vez que me recorres con tus dedos,
Vas amontonado mi alma extendida a lo largo de mi piel toda,
Como si tus dedos fuesen rastrillos certeros
Vas haciendo un montículo de hojas secas,
Que ruedan desde mis caderas hasta mis labios,
Y una vez junta, la devoras mientras me besas,
Mi alma es un bocadillo blando en tus labios carnívoros,
Me besas…
Y luego coses mi boca dando puntadas cortas con tus dientes,
Me envuelves con tu aliento caluroso,
Como un fardo funerario que preserva la poca belleza que ostento,
Me besas…
Me mordisqueas como marcando tu territorio,
Como si hiciese falta,
Soy tuyo, lo sabes, lo repito, lo afirmo, lo demuestro,
Mi mente es un indigente, cuyo hogar es tu piel,
Allí divago, allí encuentro sustento,
En tu piel,
Si en tu dulce y trémula piel está mi hogar!