Mis rimas, las cuales considero mis retoños,
Son presas de mi violencia asolapada,
Las escribo, las borro, las margino,
Las inyecto con semen y excremento,
Todo mi dolor y mi rabia las sabotean,
Las arañan, las ultrajan,
Las transforman, primero son mariposas,
Ahora moscas de la fruta realmente peludas y asquerosas…
Y luego las contemplo con dulzura y lloro por que se recuperen
Y vuelvan a ser de color rosa pálido,
Y no escarlata puta;
Pero la mayoría muere en mis dedos,
En mis pensamientos se pudren,
Se deshacen como espermatozoides débiles en la acidez del moco cervical,
Y las que sobreviven son masacradas por mi personalidad múltiple,
Como los feos y borrachos
Que se enfrentan al gorila que cuida la puerta de la discoteca de moda,
Ya no hay poesía, al menos no en mí,
El día que me dejaste esta se coló por la puerta tras tus caderas,
Las pocas rimas que puedo generan son solo basura intoxicante,
Son solo un desagradable cuajo sanguinolento,
Con toques decorativos de pues pestilente…
Mi lirica una vez amapola, hoy es ortiga metálica devorando mi casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario