La arena se vuelve hilos dorados bajo el paso lento de
las tarántulas,
La noche del lobo(*) ha llegado,
La luna se refugia detrás de las nubes,
Procurando no mirar los horrores en la tierra
Las llamas de las velas flaquean ante la fuerza del
viento,
Que como dardos la apuñala en todas direcciones,
El frío aúlla a lo lejos,
Rompiendo los templados nervios del silente invierno,
Todo se vuelve lúgubre y penoso,
Como un cementerio durante un entierro,
Como mis piernas desatendidas,
Como mis manos apolilladas,
Como mis labios garabateados por su ausencia,
La noche del lobo ha llegado,
Mis huesos pueden sentirlo aproximándose sigiloso,
Pero corriendo desesperado,
Rompiendo las ramas tiernas de los arbustos,
Como mi corazón en las manos de tantos amantes,
Como mi alma entre tantos gemidos y ningún te amo,
La noche del lobo ha llegado,
Como la primavera nevada de invierno,
Primero acechando, luego haciéndose presente,
Indómito, implacable,
Como una jauría rabiosa y hambrienta
Irrumpiendo en la paz de las madrigueras,
Bañando sus colmillos con sangre infectada de miedo,
La noche del lobo ha llegado,
Y quizás si corriese podría tener alguna esperanza,
Pero no puedo,
Mis piernas no responden como los dioses que se hacen
los sordos,
Mis neuronas se rinden ahogadas en opioides,
La noche del lobo ha llegado,
Y sentiré sus fauces cerrarse y abrirse una y otra
vez,
Mascando la piel, el musculo, el hueso y hasta la
cordura,
No hay nada que pueda hacer, solo respirar profundo,
Acurrucarme en mi cama,
Y cerrar los ojos,
Y dejar que mis ojos lluevan y se vuelvan cascadas,
Y esperar que llegue la mañana,
Y me despierte con lengüetazos de misericordia,
Para que lo poco que queda de mi cuerpo,
Se regenere,
Se sienta vivo otra vez,
Al menos hasta que el lobo me encuentre otra vez,
Y disfrute masticando mi paciencia y mi cordura,
Hasta saciarse…
Sí el lobo volverá como lo hace siempre,
Romperá, rasgará, saqueará pero no matará,
Aun cuando a veces se lo suplique con tanto ahínco,
Que mi voz se pierda,
Y lo único que quede sea un miserable ruego.
(*) Fibromialgia